Un ciudadano se acercó a la Fiscalía de la avenida de las Américas, en el norte de Guayaquil, para denunciar que había sido víctima de extorsión por parte de una presunta banda delictiva que operaría en el sector de Mucho Lote 2.

El sujeto, quien es contador, brindó los detalles de su caso a este Diario, pero sin revelar su nombre por temas de seguridad.

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Comentó que alrededor de las 19:48 de este miércoles, 29 de octubre, comenzó a recibir mensajes desde un número desconocido a través de WhatsApp.

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En ellos le advertían que, si no pagaba la suma de $ 2.000, atentarían contra él y su madre.

“Me dijeron que, si no pago, a mi mamá me la iban a matar y mandar en sacos. Me empezaron a escribir para extorsionarme, diciéndome que me conocen, que saben qué vehículo tengo, de dónde vengo, dónde vive mi familia y para quién trabajo. Me aseguraron que pertenecen a una mafia”, relató el denunciante.

Antes de bloquear el número del presunto extorsionador, la víctima se comunicó con personal de la Policía Nacional y con personas de su confianza, quienes le recomendaron cortar todo contacto de inmediato.

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El hombre acudió con mucho temor a la Fiscalía del norte de la ciudad, donde le afirmaron que la Unidad de Extorsión y Antisecuestro (Unase) se encargaría de seguir la línea investigativa de su caso.

Otras amenazas cometidas contra el denunciante

El contador reveló haber recibido amenazas en ocasiones anteriores e incluso contó que fue secuestrado en 2022.

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El 24 de mayo de ese año, el hombre circulaba en su vehículo por la autopista Narcisa de Jesús, donde en ese momento se realizaba un operativo policial y de tránsito.

Cuando pasó el operativo, unos metros más adelante fue interceptado por un supuesto motorizado que se hizo pasar como servidor policial. Simuló pedirle su documentación y después cometió el delito de secuestro.

“Me dijo que me haga a un lado, me bajé, me pidió mi documentación y me dijo que iba a revisar el carro. Entonces, cuando abrí la cajuela de mi carro, en un segundo llegó otro carro y me treparon al vehículo. Mientras estaba en el carro me pegaron, me amarraron y me quisieron cortar el dedo”, explicó la víctima de secuestro.

El hombre presume haber estado secuestrado desde las 22:30 hasta las 04:00 del día siguiente. Describió ese tiempo como las peores horas de su vida.

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Durante ese momento, relató, los antisociales le exigían las claves de sus cuentas bancarias y de sus tarjetas.

“Yo no quise dar la clave de mi celular y fue ahí cuando me golpearon con la cacha de un arma”, indicó el denunciante.

Sostuvo que ese día le robaron cerca de $ 10.000, entre dinero en efectivo y los fondos que lograron sustraer de sus cuentas.

Agregó que supone que los secuestradores se equivocaron de víctima, pues los datos que mencionaban no coincidían con las características de su estilo de vida.

Contó que lo único que les pidió fue que se llevaran todo, pero que lo dejaran con vida.

El hombre fue abandonado en un terreno cerca de un centro comercial del cantón Daule, donde tuvo que caminar hasta una ciudadela para pedir un teléfono y comunicarse con sus familiares. (I)