Era 1979 y en Manta se iniciaba la vida de Adolfo Macías Villamar, hoy conocido como alias Fito. Este hombre de 45 años se enroló a la banda Los Choneros y en 2021 figuró como uno de sus principales cabecillas.
El ascenso se dio tras el asesinato del líder que mantuvo agrupadas las facciones, Jorge Luis Zambrano, alias Rasquiña.
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A cuatro años y medio de encabezar el grupo, su recaptura, ocurrida el 25 de junio pasado, plantea cuestionamientos sobre lo que se viene.
El grupo delictivo, el cual también tuvo la baja de otro cabecilla Júnior Roldán, alias Jr., en 2023, ha quedado afectado.
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Fito, quien fuera el hombre más buscado de Ecuador, tiene pendiente también un posible proceso de extradición a Estados Unidos.
“Él ya estuvo detenido en la cárcel La Roca y eso no generó ningún cambio sobre el liderazgo de Los Choneros”, recordó Renato Rivera, director del Observatorio Ecuatoriano del Crimen Organizado.
Tanto la Penitenciaría Regional como la cárcel La Roca (ambas en Guayaquil) son sitios conocidos por Macías.
Incluso, La Roca, calificada como de “máxima seguridad”, no fue impedimento para que se fugara en febrero de 2013.
En tanto que de La Regional escapó en enero de 2024 y ahora ha vuelto a La Roca. Se dice que esta vez será por un tiempo limitado, hasta lograr la documentación necesaria para la extradición.
“La reorganización de Los Choneros va a estar relacionada con el comportamiento que tengan sus dos grupos más visibles: Las Águilas y Los Fatales”, añadió Rivera. Sobre ellos, dijo, hay que analizar si se mantienen cohesionados o toman otro rumbo.
Lo de la fragmentación es una práctica frecuente dentro de las estructuras criminales.
Andrea Endara, coordinadora de la carrera de Ciencias Políticas de la Universidad Casa Grande, mencionó que en estos grupos delictivos se cumple con el dicho ‘A rey muerto, rey puesto’.
“Quienes están más cercanos a cómo funciona la estructura van a querer ser el nuevo líder y ahí es donde vamos a tener una cierta fricción que quizás divida a Los Choneros”, comentó la politóloga.
Los Tiguerones, otro grupo de delincuencia organizada (GDO), que tuvo sus orígenes junto con Los Choneros, está atravesando una especie de fragmentación que ha desencadenado en episodios de violencia y disputas en zonas del norte de Guayaquil, como Nueva Prosperina y Pascuales.
La división se dio luego de la captura de los hermanos William Alcívar Bautista, alias Comandante Willy, y su hermano Álex, alias Ronco. Ambos fueron detenidos en España, en octubre de 2024. El primero enfrenta un proceso de extradición.
De acuerdo con un análisis, publicado por InSight Crime, Negro Willy era una figura unificadora.
“Su captura —junto con la de su sucesor, Ronco— podría acelerar la atomización del grupo. Esto podría incrementar la violencia en las calles de Ecuador a medida que las bandas rivales busquen aprovechar la debilidad de Los Tiguerones y los líderes del grupo luchen por llenar el vacío que dejó Willy”, reportó la entidad internacional.
Sin embargo, para Alexandra Zumárraga, exdirectora de Rehabilitación Social, el debilitamiento de Los Choneros ya estaba ocurriendo antes de la detención de Fito.
Algo progresivo que se evidenció con la deportación de familiares de él desde Argentina en enero de 2024. Y luego con el operativo del caso llamado Blanqueo Fito, de junio 2025. En este último se desmanteló una supuesta red de lavado de dinero de la que eran parte sus familiares.
“Empiezan a perder hegemonía, porque Fito era quien controlaba los mayores negocios (…), cae preso, ya no tiene ese flujo de dinero (…). Empiezan a caer líderes y con ellos no solo los altos mandos, sino también los medios”, precisó Zumárraga.
Ante ese escenario, los grupos de delincuencia organizada rivales, como Los Lagartos o Los Lobos -que comenzó como un grupo disidente de Los Choneros-, entran en pugna. Cada uno, por su parte, buscará hacerse del poder, consideró.
“Si es que Fito es extraditado y Las Águilas y Los Fatales rompen esta alianza que tienen con Los Choneros y, además, Los Choneros se fragmentan, lo que se ve inmediatamente es un incremento de los homicidios intencionales”, señaló Rivera.
En estos procesos de fragmentación criminal, agregó Rivera, no solo se producen asesinatos, sino que hay otro fenómeno más del que son víctimas las tiendas de barrio y pequeños comercios con la búsqueda de ingresos ilícitos.
“Las extorsiones siempre crecen porque los grupos requieren de este financiamiento a corto plazo y es una forma de control de territorio”, dijo él.
Ministerio toma previsiones por posibles retaliaciones
El ministro del Interior, John Reimberg, consideró que si cayó el capo de la estructura, como Fito, va a aparecer uno nuevo.
“Tenemos más o menos mapeado quién puede ser, estamos trabajando en eso, el propósito no termina en Fito, el propósito nuestro es desarticular la banda”, dijo y agregó que también se trabaja para golpear a otros grupos delincuenciales.
Ante las posibles retaliaciones a la fuerza pública y disputa de bandas por la captura de este cabecilla, Reimberg prefirió no alarmar a la ciudadanía y agregó que se han tomado las precauciones del caso.
Entre esas acciones se ha dispuesto el despliegue de grupos especiales del Bloque de Seguridad distribuidos en puntos importantes, como las cárceles del país. “Aquellos que quieran intentar ingresar a La Roca, como la anterior ocasión, les sugiero que no lo hagan, las fuerzas (del orden) tienen órdenes estrictas de qué hacer si esto llega a pasar”, dijo en una entrevista. (I)