Estudiantes del noveno año de educación básica de un establecimiento educativo ubicado en el centro norte de Quito fueron víctimas de un sujeto que con engaños ingresó al establecimiento para, supuestamente, dar una charla a los menores de edad, pero lo que hizo fue robar los teléfonos celulares de doce alumnos. Se estima que el perjuicio ascendería a $ 4.000.

El caso se inició a fines de septiembre cuando un hombre, que se identificó como estudiante universitario, solicitó a la rectora de la unidad educativa particular Francisco Febres Cordero La Salle autorización para impartir un taller de juegos tradicionales a los estudiantes del plantel.

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Con fecha 29 de septiembre, mediante un oficio, Paola Moreno, autoridad de la unidad educativa, concedió el permiso para que la actividad se lleve a cabo el jueves 6 de octubre, a partir de las 09:00, para los estudiantes del nivel básico superior. El documento está dirigido a Esteveen Carrión, estudiante de la Universidad Politécnica Pontificia Católica de Quito.

Sin embargo, en la capital no existe un establecimiento de educación superior con ese nombre.

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Glayton Carrasco, presidente de los padres de familia del curso, narró a este Diario que los representantes de los estudiantes no fueron notificados formalmente por la institución de que se iba a realizar el taller, sino que se enteraron por sus hijos un par de días antes. Que el propósito de la charla era demostrar a los alumnos que podían vivir sin tecnología.

El día de los acontecimientos la mayor parte del tiempo los estudiantes, que tienen entre 12 y 13 años, estuvieron solos con el sujeto.

Carrasco contó que, según los testimonios de los menores, en un cambio de hora de clase la rectora llegó al aula con el individuo y después de una introducción la autoridad abandonó el salón.

En medio de la actividad, el hombre dividió a los estudiantes en grupos y les pidió que dejaran sus teléfonos celulares en el escritorio. El sujeto separó los dispositivos de mayor valor monetario, describió Carrasco.

Dentro del aula hubo una competencia de juegos entre los estudiantes y un grupo resultó ganador. Luego, el supuesto capacitador universitario les dijo a los menores que serían premiados en el patio central del colegio, que debían dejar los teléfonos y salir. Los alumnos fueron al patio y no volvieron a ver al sujeto. Al darse cuenta del robo, el pánico se apoderó de ellos.

Carrasco contó que ese día, jueves, después de los hechos, la rectora hizo que los doce estudiantes afectados no fueran en el bus escolar de recorrido a sus casas y convocó a los padres para tener una reunión sobre lo sucedido. No todos los representantes pudieron asistir y otros no se enteraron de lo que pasó. La rectora no se quedó a toda la sesión.

“El tipo jamás vuelve a aparecer, se lleva los teléfonos de doce estudiantes. Nos llama la atención que ni las autoridades, ni los porteros, ni el personal de seguridad siquiera verifican cómo sale o con qué sale este individuo”, relató el vocero de los padres de familia, quien reclama a la rectora de la institución por aparentemente no verificar la identidad y procedencia del sospechoso.

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Al día siguiente, viernes, los padres fueron llamados al establecimiento para una nueva reunión que fue dirigida por el tutor del curso. La rectora tampoco estuvo presente, confirmó Carrasco.

En redes sociales circula un video de esa conversación, en la que un funcionario de la unidad educativa pide a los padres mantener el tema “en sigilo y discreción” mientras dura el proceso de investigación. Ante ello, los padres de familia reclamaron indignados por la seguridad de sus hijos.

Los padres exigen una reparación económica y atención psicológica para sus hijos, así como a todos los estudiantes de la unidad educativa.

También demandan que se revisen los protocolos de seguridad y que se apliquen sanciones administrativas para las autoridades y trabajadores del plantel educativo por las presuntas negligencias. Además, evalúan adherirse a la denuncia por estafa que el establecimiento presentó ante la Fiscalía, señaló Carrasco.

La directora del Grupo Rescate Escolar, Sybel Martínez, denunció el hecho en redes sociales. Advirtió que los estudiantes estuvieron expuestos a varios riesgos, ya que pudieron haber sido víctimas de secuestro o violación.

Martínez reprochó la actitud de las autoridades al solicitar a los padres que el tema se mantenga en reserva y al no comprobar si el sujeto pertenecía a una universidad.

Desde la Casa Central del distrito Lasallista, que regenta a la unidad educativa particular, se indicó a este Diario que el miércoles se emitirá un pronunciamiento extendido sobre el caso.

“Lo que nos sucedió no queremos que les pase a otros colegios”, dijo Armando Vinueza, vocero de la Casa Lasallista. Mencionó que se trabaja con la Policía y Fiscalía para encontrar al presunto delincuente, los agentes recomendaron no hacer públicos los videos de vigilancia para no entorpecer las indagaciones y proteger a los menores.

El vocero señaló que los estudiantes reciben atención psicológica. Por otro lado, al ser consultado de si la rectora seguirá en el cargo, respondió que todavía no se ha definido aquello, que esa decisión dependerá de las investigaciones que realice la Policía.

Según Vinueza, aparte de los niños, que fueron los más afectados, el personal docente y administrativo “estuvo en shock”. “Esto parece que hubiera sido planeado previamente”.

Este Diario buscó un pronunciamiento del Ministerio de Educación, sin embargo no hubo respuesta. Desde el Departamento de Comunicación de la cartera de Estado se solicitó acudir al rectorado de la institución educativa. (I)