Mayra vive en la Floresta 1, sur de Guayaquil. Levantarse o acostarse con el sonido de disparos ya no es “novedad” para ella. Indica que en el sector la pelea entre bandas narcodelictivas ha provocado tanto terror y zozobra que sus habitantes pasan encerrados en sus casas.

Añade que poco o nada ha servido que la gran mayoría de peatonales de esta zona se hayan cerrado con rejas, pues los robos y asesinatos continúan. Sin embargo, Mayra ha notado que los delincuentes, en especial los sicarios, han dejado las armas cortas (pistolas y revólveres).

Hay una diferencia, ya que ahora llegan y disparan con ametralladoras y esos que llaman fusiles. Allí a cualquiera le cae la bala, no están viendo si hay niños o ancianos”, indica. Ella afirma que ha visto a hombres portando ese tipo de armas y se cuestiona en el cómo las consiguen, ya que en el país está prohibida la tenencia de armas y las que se venden de manera legal tienen controles, supuestamente estrictos, y no todos pueden acceder a ellas.

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Las muertes por armas de fuego han aumentado de forma considerable desde el 2019 en Ecuador. En aquel año se registraron 644 muertes, pero en 2021 la cifra ascendió a 880, según el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC). En 2017 las muertes por armas de fuego se ubicaron en 481. En tanto que el total de muertes violentas se situó, hasta el 2 de noviembre, en 3.705, según la Policía Nacional.

Además, los decomisos de armas a delincuentes y bandas que realiza la Policía Nacional también han aumentado de forma considerable. Hasta octubre de 2022 se decomisaron 7.711 armas. Entre 2016 y 2022 la fuerza pública incautó 37.441 armas de fuego ilegales. Pero esto solo sería entre el 20 % o 30 % del total de armas ilegales que circularían en el país.

El pasado 18 de noviembre las Fuerzas Armadas de Ecuador informaron que fueron destruidas 2.472 armas de fuego letales, 162 armas no letales, 1.806 accesorios, 40.168 municiones letales, 874 municiones no letales y 45.695 kilos de perdigones.

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Si bien la mayoría de armas incautadas sigue siendo de fabricación artesanal, el porcentaje de armas industriales, dentro de ellas las largas, está creciendo considerablemente. De enero a octubre de este año se incautaron 2.936 armas de este tipo. La gran mayoría de ellas fueron fabricadas en Estados Unidos, según datos de la Policía.

Las armas pasan por México, luego por Perú y así llegan a Ecuador. Este es un modus operandi que han aplicado los delincuentes, en especial los narcotraficantes, para armar a sus facciones aliadas en toda Sudamérica y así proteger la distribución de la droga.

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Esto lo confirmó el Gobierno mexicano a mediados de octubre pasado cuando se reunió con representantes de los Estados Unidos para analizar acciones conjuntas para frenar el tráfico de armas que provienen de ese país. En el país azteca se decomisaron 32.000 armas provenientes de Estados Unidos en 2021 y los homicidios por arma de fuego ascendieron a 33.000 ese mismo año.

Pese al decomiso y destrucción de miles de armas las bandas delincuenciales siguen adquiriéndolas. Foto: Fuerzas Armadas

Sin embargo, por la frontera con Colombia también llegan armas a Ecuador. Solo en la provincia del Carchi se decomisaron 44 armas de fuego en lo que va del año. De acuerdo con el jefe de la Policía Judicial de Carchi, Ricardo Andramunio, estas armas provienen de Colombia. Luego, son trasladadas a las provincias ecuatorianas con altos índices de violencia, para el cometimiento de diferentes delitos.

La criminalidad no es solo cosa de un país, es un fenómeno internacional. Ecuador solo no puede (luchar contra la inseguridad y el tráfico de armas) por lo que tiene que pedir ayuda a sus vecinos (y Estados Unidos) y esto no solo debe ser buena voluntad sino aplicar una serie de herramientas que permiten que la cooperación internacional se materialice”, dice Juan Enrique Soto, creador de la sección de Análisis de Conducta en la Policía Nacional de España, quien participó de una conferencia sobre seguridad ciudadana realizada en Ecuador esta semana.

El experto afirma que Ecuador necesita herramientas preventivas como el análisis de información real de la inseguridad y los grupos delictivos, alertas tempranas y mapas de riesgos. Indica que la seguridad “absoluta” y el riesgo “cero” no existe en ningún país del mundo, pero lo que se debe de hacer es construir un entorno donde las personas se sientan protegidas.

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Se debe analizar el porqué la gente delinque, su motivación y trabajar en eso. No se podrá eliminar 100 % la inseguridad, pero se debe buscar un porcentaje de criminalidad manejable y socialmente cómodo. Lo que sí es que no podemos llegar al punto en que toda la población piense que en algún momento le tocará (enfrentarse a algún hecho violento) porque eso sería insoportable. Hoy Ecuador tiene índices muy violentos y se deben tomar medidas urgentes, pero no pueden dejar de planificar a largo plazo”, señala.

Alfredo Rodríguez, especialista en relaciones internacionales y seguridad, y docente de la Universidad Internacional de La Rioja (Unir), afirma que a parte de medidas locales para controlar la inseguridad y frenar el volumen de armas ilegales también debe pedir mayor apoyo a comunidades como la europea.

Esto porque al igual que Estados Unidos, Europa también es gran consumidora de drogas como la cocaína y este consumo alienta a las bandas a delinquir. Coincide con Soto en que la inseguridad es un problema transnacional y que todos deben contribuir, incluso las Naciones Unidas.

Una confluencia de todas estas fuerzas nos ayudaría a combatir la inseguridad. Todos salimos beneficiados y por supuesto se resuelve el problema local”, señala.

La preocupación por la droga en Europa, y todo lo que conlleva este universo delincuencial, ha venido incrementándose durante los últimos años debido a que los narcotraficantes han logrado “conquistar” este continente.

Según el documental ¿Por qué Bélgica es ahora la capital de la cocaína de Europa?, publicado recientemente por el medio británico The Economist, se detalla que las rutas de la droga ya son custodiadas por las bandas en todo el proceso para asegurar su distribución. Para esto gastan millones de dólares en la adquisición de armas que son repartidas en las diferentes ciudades de América del Sur. Ecuador es un país que se ha vuelto uno de los puntos de “exportación” de la cocaína que llega a Bélgica y luego se distribuye en este continente. (I)