Información proporcionada por ‘caleteros’ fue útil para hallazgo de arsenal en la cárcel Regional

Los miembros de las Fuerzas Armadas tienen un mes revisando los pabellones y celdas del Centro de Rehabilitación Social No. 4., más conocido como la cárcel Regional de Guayaquil, y esta semana hallaron un arsenal en las zonas de media y máxima seguridad.

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La noche del miércoles, 24 de abril, encontraron encaletadas armas de fuego, municiones, explosivos y demás accesorios en el interior del reclusorio.

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El hallazgo ocurrió luego de que los grupos tácticos de Fuerzas Armadas consiguieran información de parte de los ‘caleteros’, es decir, quienes construyeron los escondites tiempo atrás.

Entre lo decomisado hay 18 armas de fuego: tres fusiles M-16, con miras de largo alcance, dos carabinas, once pistolas y dos pistolas traumáticas.

También se hallaron seis granadas de uso militar, dos supresores de sonido, un adaptador para transformar pistola a fusil, unos binoculares, una alimentadora tipo tambor 9mm, 128 cargadores para fusil cal 5.56, 34 cargadores cortos 9mm, 33 cargadores largos 9mm, cuatro cargadores para pistola traumática 9m, cinco cuchillos y un total de 21,600 municiones.

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La balas habían sido escondidas dentro de baldes y canecas. Estaban tras paredes falsas que habían sido construidas el año pasado. Había 9.593 cartuchos 5.56 mm, 11.436 cartuchos 9mm, 195 cartuchos de escopeta y 429 cartuchos 10 mm, detalló el contraalmirante Enrique Aristizábal, jefe del Comando de Operaciones Occidental n.º 2, y quien actualmente está a cargo de las operaciones de los militares en las cárceles de Guayas y Manabí.

El jefe militar indicó que planificar la operación y ejecutarla toma tiempo y aseguró que el material prohibido tenía al menos unos ocho meses en la cárcel, pues indicó que la zona de la caleta estaba encementada, enmasillada y con baldosas.

“Estaban atrás de paredes falsas que habían construido en baños”, indicó un uniformado que participó del operativo.

“Eso no se ha hecho en los últimos meses”, aclaró Aristizábal, quien detalla que les llamó mucho la atención la cantidad de municiones, cerca de 21.000.

“Pudieron entrar con la comida, el economato, funcionarios, médicos y familiares. Yo solo puedo especular, pero es el SNAI (Servicio Nacional de Atención a Privados de Libertad) debe hacer la investigación”, expresó el contralmirante que aseguró que el armamento y las balas son de origen estadounidense y de venta libre en ese país.

También detalló que las balas tiene un costo de máximo un dólar por unidad, por lo que el valor de las municiones no superaría los 20 mil dólares.

Concluyó que lo decomisado sería enviado a las Fuerzas Armadas para su uso. (I)