Los más de cuatro meses que Antonio Vargas Guatatuca pasó en prisión lo “cambiaron”, asegura él. “No vengo traumado de la cárcel, no”, aclaró en una declaración pública que hizo este 9 de noviembre en Pastaza, de donde es oriundo, tras recuperar su libertad al recibir el indulto presidencial, decretado por el presidente Guillermo Lasso.

“Se me salen las lágrimas y no por cobarde. He aprendido que hay un Dios verdadero, y por eso les digo: Dios bendiga a la gente que me enjuició diciendo que era traficante, que Dios les perdone o me perdone. Yo no voy a insultar, para mí los insultos y gritos quedaron en el pasado”, dijo después de tomar agua porque la voz se le entrecortó al recordar sus días en la prisión de Macas en Morona Santiago.

Vargas fue condenado a tres años y cuatro meses de prisión, procesado por el delito de ocupación, uso ilegal de suelo o tráfico de tierras, por una denuncia que impulsó la empresa Dierkon, propietaria de la antigua hacienda Té Zulay, ubicada en Pastaza, y que reclamaba que se había incumplido el acuerdo de venta.

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Antonio Vargas, expresidente de la Conaie y exintegrante de triunvirato, fue detenido en la Amazonía ecuatoriana

Llevaba preso desde el 20 de junio pasado, y este 8 de noviembre el jefe de Estado firmó el decreto ejecutivo 246, que lo favoreció con el indulto presidencial, que comprende el perdón de la pena y de la multa de doce salarios básicos con que lo sancionó la justicia.

Ese indulto se firmó dos días antes de que se produjera el segundo diálogo entre la dirigencia de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie), encabezada por Leonidas Iza y el presidente Lasso en el Palacio de Carondelet.

A este encuentro, que se realizó ayer pasado el mediodía en el Palacio de Gobierno, se unió Vargas Guatatuca, quien saludó afectuosamente a la ministra de Gobierno, Alexandra Vela, y al primer mandatario.

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Él fue presidente de la Conaie y lideró, según sus palabras, ocho levantamientos indígenas en el país, de los cuales los “mejores” fueron cuando produjeron la caída de los expresidentes de la República Abdalá Bucaram y Jamil Mahuad. “Que era lo más duro y feo y luego tenías que ir a dialogar. Ese es el camino, el diálogo”, anotó.

En el derrocamiento de Mahuad (2000), motivado por su decisión de dolarizar la economía, el dirigente indígena fue parte de un breve triunvirato, que lo integró junto al entonces presidente de la Corte Suprema de Justicia, Carlos Solórzano, y el general Carlos Mendoza.

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Luego, con la llegada al poder de Lucio Gutiérrez, que también participó en la caída de Mahuad, este nombró a Vargas como ministro de Bienestar Social, y así se alejó de la dirigencia indígena.

Antonio Vargas es el nuevo ministro de Bienestar Social

Se ha mantenido con un bajo perfil, pero manteniendo el liderazgo territorial de la nacionalidad Kichwa de Pastaza (Pakkiru).

El indulto que lo sacó de la cárcel fue gestionado por el movimiento político Pachakutik (PK), brazo político de la Conaie, a través de su coordinador Marlon Santi, quien solicitó oficialmente en septiembre pasado a Lasso que lo indulte. E insistió en el pedido en la reunión que mantuvo con el mandatario a finales de octubre en Carondelet.

“Quiero agradecer a Pachakutik… a Marlon Santi. Un dirigente debe saber dialogar. El diálogo es el camino, si Marlon no hubiera conversado, todavía no podría salir. Esa es la realidad”, manifestó Vargas a sus afines este martes.

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Con el paso del tiempo y su permanencia en la cárcel, el líder de Pakkiru reconoció que cometió errores, que los líderes jóvenes actuales no deben cometer en la política, aconsejó.

En esta declaración pública en la que estuvo acompañado de Marlon Vargas, presidente de la Confeniae y del expresidente de la Conaie Jorge Herrera, les recordó que antes peleaban por la reforma agraria, la dolarización. Ahora, por el combustible…

“Nosotros participamos en dos caídas y después los indios nos retiramos. Esos son errores. Vamos con propuestas (al diálogo con Lasso), no retrocedas, mañana (miércoles) debes presentar las cosas a corto, mediano y largo plazo. Una cosa es ser activista y gritar, gritar y gritar y eso no vale. Gritemos y vamos proponiendo”, le exigía a Antonio Vargas y Marlon Vargas.

Sugirió que el movimiento debe “pelear” por comprometer cambios en el Código Orgánico Integral Penal (COIP) para que la justicia indígena se aplique integralmente; porque el Gobierno destine unos mil millones de dólares del presupuesto para atender las necesidades de sus pueblos.

“La Conaie no debe buscarse parches o gente que les apoye. Mucho se está hablando de que la Conaie no está con filosofía de la Conaie, sino con otras (ideologías). Mañana (miércoles) planteemos que venga el presidente Lasso para discutir sobre la minería y el petróleo. No caigamos en chismografía, comentarios, eso es malo. Unámonos y trabajemos, y si hay que dar un aporte simbólico, hagámoslo”, afirmó.

Rememoró que los levantamientos del movimiento social no se hacían de un día para el otro, al contrario, se organizaban hasta con seis meses de anticipación.

Pero después de los “relajos, íbamos al diálogo. (Por eso) si nos dan la oportunidad de dialogar hay que ir con propuestas. Hay que sentarse a dialogar, no hay otro camino más. ¿O el otro camino sería coger las armas e ir a las montañas, e ir a la selva. Será bueno ese camino? Ese camino no es bueno”, zanjó.

El dirigente agradeció a su familia, pero lamentó lo que la cárcel le hizo entender. “Hay amigos solamente cuando estamos aquí; cuando estamos enfermos o en la cárcel, ahí no hay amigos. Hoy entendí, pero no me resiento”. (I)