Cuatro carpas rojas para cubrirse del sol o la lluvia son desde hace seis días el hogar temporal de los diecisiete maestros de la Unión Nacional de Educadores (UNE) que se mantienen en huelga de hambre en la plaza San Francisco de Guayaquil para defender la equiparación salarial. Visten con ropa cómoda para soportar el calor que hace en el espacio reducido, en el que gran parte del piso está cubierto con pequeños y delgados colchones de una plaza y dos baños portátiles. Los docentes lucen cansados, pero a la vez llenos de determinación; unos duermen y otros ocupan su tiempo para leer o conversar entre ellos.