¡Por qué tomas fotos, ándate de aquí! No es una pregunta. Es una orden que, sin embargo, se desvanece en el tronar de la pala mecánica que limpia los escombros y piedras de los alrededores del Ágora de la Casa de la Cultura y del parque El Arbolito, que están uno al lado del otro y que a lo largo de las últimas décadas se ha convertido en la sede natural, en un símbolo, de las protestas indígenas.