Sonriente y con un corte de pelo estilo hongo. Daniel Noboa Azín aparecía así en las fotos que se tomaba su familia en la primera carrera presidencial de su padre, el empresario bananero Álvaro Noboa Pontón.

Era 1998, y los medios visitaban al aspirante en el último piso del Banco del Litoral, en Malecón e Imbabura, en el centro de Guayaquil, donde todavía residía, para las entrevistas y sesiones de fotos.

La foto más icónica es aquella en la que están Noboa Pontón; su esposa, Anabella Azín Arce; y sus dos hijos, Daniel y Juan Sebastián, de 9 y 6 años, respectivamente, vestidos con camisas iguales. El mayor posaba tranquilamente, pero el otro no dejaba de hacer muecas.

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Desde ese año, la familia de Noboa Pontón vivió en campaña permanentemente, pues lo volvió a intentar en el 2002, en el 2006, en el 2009 y en el 2013. Además, participó en las elecciones de la Asamblea Constituyente del 2007 y obtuvo una curul, pero luego renunció.

Daniel Noboa tenía nueve años cuando su papá fue candidato presidencial por primera vez. Foto Cortesía de la campaña de Daniel Noboa

Pero fue Daniel el que más se involucró en la actividad política de su padre y de su madre, que fue aspirante a la Vicepresidencia y diputada. En varias ocasiones ha dicho que recorrió el país a su lado.

Y también por ello es que afirma haberse preparado: estudió Administración de Negocios en la Escuela de Negocios Stern de la Universidad de Nueva York, una maestría en Administración Pública en la Harvard Kennedy School y otra de Gobernanza y Comunicación Política en la Universidad George Washington.

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Veinticinco años después de las fotos con corte hongo, Noboa Azín ha ganado la Presidencia de la República en una suerte de revancha de la historia a favor de su padre.

Con más del 90 % de las actas de escrutinio contabilizadas, con corte a las 20:00, alcanza el 52,29 % de los votos válidos. Un 4,58 % por delante de su contendora, la correísta Luisa González.

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En una rueda de prensa realizada hace pocos minutos, la presidenta del Consejo Nacional Electoral (CNE), Diana Atamaint, señaló que estos datos son irreversibles.

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Noboa, de 35 años, le contó a EL UNIVERSO que precisamente esa participación en las campañas de sus padres es la que despertó su deseo de ser político, pero aclaró que quería hacer su camino con su propio paso.

“Tengo dos padres que han servido y siempre me asociarán con ellos. Pero esto lo haré de la misma forma que he hecho todo en mi vida: me he ganado mis puestos de trabajo, me he ganado el ingreso a las universidades en las que he estudiado. Creo que esas ganas, esa perseverancia, las puedo aplicar en la política para llegar al éxito”, relató el pasado 8 de junio.

Noboa hizo pública su decisión de terciar en los comicios anticipados de este año el pasado 24 de mayo. Su padre hizo un anuncio parecido días después, pero luego se echó para atrás y divulgó una carta en la que le daba su apoyo a la postulación de su hijo mayor.

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“Desde niño vi en ti el ímpetu que nos ha caracterizado a los Noboa, la lucha por alcanzar nuestras metas, sea cual fuera el objetivo. Creciste como un adolescente responsable y cumplidor de tus obligaciones; y ahora, como un joven profesional y exitoso, desarrollador de tus propias empresas, puedo comprobar que tienes el temple y la vocación de servicio que los Noboa llevamos en nuestra sangre. Hoy has tomado la decisión de trabajar por tu país, de continuar el noble propósito que tenemos en nuestra familia; como asambleísta ya lo demostraste en su momento”, expresó.

“Sé que estás preparado para las injurias y mentiras que inventarán aquellos quienes siempre han confabulado en contra nuestra, pero quienes se sostienen en una mentira terminan por fracasar (...), y nosotros sabemos llegar a nuestros propósitos porque hemos aprendido a luchar, está en nuestro ADN”, escribió Álvaro Noboa.

“Este camino no fue fácil de recorrer; tú lo sabes, Daniel. Estuviste conmigo; ahora yo estoy contigo para alcanzar la victoria merecida por derecho de conciencia (...). Adelante, Daniel, que la victoria está contigo, el pueblo está contigo”, concluyó. (I)