Pisos y alfombras cubiertos de polvo, deterioro de parte de las paredes y de los techos por filtraciones de agua, moderno mobiliario de oficina arrinconado, cables colgados, pantallas plasma sin utilidad y vegetación muerta es lo que se encuentra en el interior del edificio que fue sede de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), que le costó al Estado ecuatoriano $ 43′598.223 y que lleva abandonado más de dos años.