Entre pedidos de respeto a la independencia judicial y las acciones políticas para influir en el sistema de justicia -unas más evidentes que otras-, bajo la supuesta idea de que es urgente y necesario un cambio en la Función Judicial ha caminado el Ecuador desde que volvió en 1979 a la vida democrática, estrenando Constitución y con nuevo presidente, Jaime Roldós.