Cuando Andjela se arrodilló y le propuso matrimonio a Sanja hace dos años en Belgrado no podía imaginarse que un día podría casarse con el amor de su vida.

La pareja quiere dar el paso gracias a un proyecto de ley que reconoce la unión civil entre personas del mismo sexo, una victoria para la comunidad LGBT frente a la homofobia.

“Al principio pensamos en una boda íntima pero cuando nos dimos cuenta de las personas que había que invitar, vimos que sería una ceremonia de gala”, bromea Andjela Stojanovic, una empleada de correos de 27 años, junto a su pareja Sanja Markovic, una diseñadora gráfica de 30 años.

Publicidad

En Serbia, la primera ministra es abiertamente gay pero, como en muchas sociedades patriarcales de los Balcanes, con frecuencia la comunidad LGBT vive con miedo.

Ir de la mano en público es impensable para la mayoría de las parejas del mismo sexo. En una investigación publicada en 2020 por las oenegés de defensa de los derechos humanos IDEAS y GLIC, casi el 60% de las personas LGBT afirma haber sufrido violencia física o emocional en 12 meses.

“A los que están en contra de la ley, les digo ‘si no os gustan las alianzas entre personas del mismo sexo, no viváis en una’”, declaró a la AFP Gordana Comic, la ministra de Derechos Humanos y de las Minorías.

Publicidad

Incluso entre los jóvenes está bien visto despreciar a los homosexuales. Solo el 24% de los estudiantes de secundaria consultados para una investigación del comité de Helsinki afirma apoyar derechos LGBT como el de la adopción.

Sonja, una estudiante de 17 años que pide que no se mencione su apellido, dice que no conoce a nadie de su edad abiertamente homosexual y que “se ridiculiza o ataca” a quienes apoyan los derechos LGBT.

Publicidad

“La mayoría de los de mi clase piensan que está bien odiar a los gays, sobre todo a los chicos”.

Corte Constitucional de Ecuador admite el matrimonio igualitario

La iglesia lo “comprende”

La ley, cuya aprobación está prevista en primavera, otorgaría a las parejas homosexuales progresos en temas de herencia, seguro médico o compras inmobiliarias, pero no el derecho de adopción.

“Estamos lejos de la igualdad, pero es un paso adelante”, afirmó a la AFP el activista Vladan Djukanovic.

En los Balcanes Occidentales, solo Croacia y Montenegro tienen leyes similares.

Publicidad

El texto no ha causado mucho revuelo, pero hasta hace poco, el más mínimo avance para la comunidad gay suscitaba violencia, como los ataques de vándalos contra el Orgullo Gay en 2010 o los tensos cara a cara con la policía en 2012 con motivo de una exposición fotográfica en la que se representaba a Jesús como una persona transgénero.

Durante mucho tiempo la poderosa Iglesia ortodoxa serbia (SPC) ha influido en los temas LGBT y llegó a calificar el Orgullo de Belgrado de “marcha de la vergüenza”.

Pero la institución también parece evolucionar.

Su nuevo jefe, el patriarca Porfirije, se ha desmarcado del tradicional discurso discriminatorio declarando su empatía por la comunidad pese a que la Iglesia no considera la unión entre homosexuales como matrimonio.

“Puedo entender a las personas con este tipo de orientación sexual, sus innumerables problemas administrativos, los desafíos y las presiones, y su necesidad de regularizar su situación”, explicó recientemente.

El hecho de tener una primera ministra que no esconde su homosexualidad no es anodino, pero los activistas le reprochan que no haya hecho lo suficiente por sus derechos.

“Pinkwashing”

Ana Brnabic, de 45 años, insiste en que su misión no es ser “una primera ministra gay” sino la dirigente de un país.

Su pareja dio a luz a un niño en 2019, pero meses después se prohibió la inseminación artificial para parejas con “antecedentes recientes de relaciones homosexuales”.

“Serbia sigue siendo un país donde la primera ministra, a pesar de las felicitaciones recibidas, continúa sin poder ser reconocida como un familiar de su hijo, no puede inscribirlo en educación infantil, llevarlo de vacaciones al extranjero, ni visitarlo en el hospital como familiar”, afirmó entonces Labris, una asociación de defensa de los derechos de las lesbianas.

Algunos activistas también ven la nueva ley como un nuevo episodio de “pinkwashing”, es decir, presumir que se respetan algunos derechos LGBT para ocultar que se quebrantan otros.

Parlamento suizo aprueba el matrimonio para parejas del mismo sexo

El gobierno serbio es acusado de actuar duramente con los opositores y la prensa independiente.

“Es una práctica, permitir algunos derechos LGBT para ocultar el deterioro general de los derechos humanos en el país”, afirma Vladan Djukanovic.

La ministra Comic lo desmiente, diciendo que “los derechos humanos no son una forma de distraer”.

Por el momento, Andjela y Sanja, que está en silla de ruedas, quieren formar una familia yendo al extranjero para una inseminación artificial.

“Creo que (nuestros hijos) irán a la escuela secundaria antes de que se regularice su situación”, vaticina Sanja. “Serán nuestros en todo el sentido de la palabra, pero no a los ojos de la ley”. (I)