El papa León XIV firmó este jueves el decreto del “milagro” atribuido al empresario argentino Enrique Ernesto Shaw (1921-1962) por lo que será proclamado beato.

El empresario argentino era una figura muy admirada por el papa Francisco que en varias reflexiones lo nombró como ejemplo y en una entrevista aseguraba: “Yo conocí gente rica y estoy llevando adelante acá la causa de beatificación de un empresario rico argentino, Enrique Shaw que era rico, pero era santo”, señaló el Pontífice.

“Una persona puede tener dinero. Dios se lo da para que lo administre bien. Y este hombre lo administraba bien. No con paternalismo, sino haciendo crecer a aquellos que necesitaban de su ayuda”, añadió.

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Nacido en París, Francia, el 26 de febrero de 1921, en el seno de una familia aristocrática argentina, es conocido como el “apóstol de los empresarios” por su atención a los trabajadores al promover la defensa de sus trabajadores inspirándose en la Doctrina Social de la Iglesia.

A los 16 años, se alistó en la Marina y, el 23 de octubre de 1943, se casó con Cecilia Bunge, con quien tuvo nueve hijos. Aunque eran una familia adinerada, todos vivían en un ambiente de austeridad y modestia, explica la biografía divulgada por el Vaticano.

El tío materno de su esposa lo invitó a trabajar en el negocio familiar, Cristalerías Rigolleau, donde posteriormente se convirtió en director general.

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Luego se unió a la Acción Católica y al Movimiento Familiar Cristiano y, bajo el impulso de los obispos argentinos, organizó, junto con otros empresarios, ayuda a la Europa de la posguerra.

En 1952 fundó la Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresa e impulsó la Unión Internacional de Asociaciones Patronales Católicas y el Movimiento Empresarial Mundial Cristiano.

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En 1957, le diagnosticaron un tumor maligno. A pesar de ello, continuó con sus actividades, participando en congresos, preparando charlas, escribiendo artículos y llevando un diario personal.

A pesar de su precaria condición física, mantuvo sus cargos de director y líder y, en marzo de 1962, escribió una de sus obras más valiosas: “... Y dominó la Tierra”. Murió el 27 de agosto de 1962 en Buenos Aires, a la edad de 41 años.

Para su beatificación, se aprobó el decreto de la presunta curación milagrosa del pequeño Matías, atribuida a su intercesión. A los cinco años, el 21 de junio de 2015, recibió una patada en la nuca por parte de un caballo en una finca cercana a Buenos Aires. Fue trasladado inconsciente a la ciudad de Suipacha, pero debido a la gravedad de la herida, no pudo recibir el tratamiento adecuado

En ese momento, el padre de Matías recurrió primero a Enrique Shaw, instando a sus conocidos a hacer lo mismo. La mejoría fue confirmada por médicos en 2016 y 2018, a pesar de algunos déficit neurológicos leves.

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En 2019, el paciente, una vez curado, fue examinado por dos peritos, quienes lo encontraron en buen estado de salud, sin secuelas neurológicas significativas. Actualmente lleva una vida normal, practica deportes y tiene un buen rendimiento escolar, confirmó en una nota el Dicasterio para la Causa de los Santos. (I)