Etiopía dio la bienvenida al 2018 con Enkutatash, una festividad que refleja la particularidad de su calendario, que va siete años por detrás del gregoriano. La celebración coincide con el final de la temporada de lluvias y el inicio de la primavera.
Las calles de Adís Abeba se llenaron de flores amarillas de adey abeba, símbolo de esta época. Vendedores de las zonas rurales llegaron a la capital para ofrecer ramos y hierba fresca, esenciales en las ceremonias tradicionales del café.
El mercado de Addisu Gebeya estuvo abarrotado pese a la lluvia. Pollos, corderos y hasta bueyes fueron los protagonistas de las compras, con precios que iban desde los 2.000 birr por una gallina hasta los 300.000 birr por un bovino.
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Para las familias con presupuestos más ajustados, el plato típico fue el doro wat, un guiso de pollo acompañado de injera, el pan plano fermentado etíope. Quienes contaban con más recursos optaron por cordero asado, adornado con cintas festivas.
La música también marcó la llegada del nuevo año. En hoteles y salas de conciertos, bandas en vivo animaron la noche de Nochevieja con canciones y bengalas que recibieron el 2018 en un ambiente de alegría colectiva.
La mañana siguiente resonó con Abebayehosh, una melodía tradicional que jóvenes interpretan en calles y barrios, a veces de puerta en puerta. La canción resume el espíritu de renovación y comunidad que caracteriza a Enkutatash.
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La dimensión religiosa estuvo presente en las iglesias ortodoxas, donde sacerdotes y feligreses se reunieron en oración. Sombrillas ceremoniales y cantos litúrgicos acompañaron los servicios en templos como la iglesia San Raguel de Entoto.
El calendario etíope, con 13 meses en total, sigue siendo una referencia cotidiana. Aunque en idiomas locales los etíopes hablan de 2018, en inglés automáticamente se ajustan a 2025, lo que muestra la naturalidad con la que conviven ambos sistemas.
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Este año, la celebración estuvo acompañada por un sentimiento de orgullo nacional tras la inauguración de la Gran Presa del Renacimiento Etíope, una obra emblemática sobre un afluente del Nilo que refuerza el optimismo de la población. (I)