A más de dos años de la aparición de los primeros casos de COVID-19 en China, el origen del virus SARS-CoV-2 aún no tiene una conclusión certera por parte de la comunidad científica. Esto no se marque un camino sobre la explicación de su surgimiento.
A principios del 2021 un equipo de investigadores internacionales realizó una investigación en China para recolectar evidencia que podría revelar cómo fue la transmisión del virus.
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El equipo internacional planteó cuatro escenarios de introducción. En un artículo, publicado en la revista Survival en noviembre pasado, Gigi Kwik Gronvall, investigadora principal del Centro Johns Hopkins (EE. UU.) sobre la Seguridad de la Salud, reseña estas teorías además de explicar qué acciones se podrían tomar para su sustento.
1. Origen animal
La inmunóloga de formación señala que sí hay precedentes en la aparición natural de este tipo de virus y recuerda cuando en el 2002 se diseminó el SARS ante el silencio de las autoridades chinas. Justamente muchos de los casos eran de personas que trabajaban en los mercados y que el virus se había extendido en civetas de palmeras, cuya carne se vendía. Ya para 2017 se determinó de manera concluyente que el virus había provenido de murciélagos.
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En el informe internacional se mencionó que las autoridades confirmaron que los animales que se vendían en el mercado de Huanan, en Wuhan, provenían de granjas con licencia para la reproducción y cuarentena.
La autora menciona que un estudio sobre fiebre severa transmitida por garrapatas con síndrome de trombocitopenia documentó animales que se suponían que no estaban en el mercado y que no fueron reportados a la OMS, estas se vendieron entre 2017 y noviembre del 2019.
“Los perros mapaches, las marmotas, las civetas, los visones, los tejones siberianos y muchos otros mamíferos peludos que podrían haber servido como huéspedes intermediarios del virus SARS-CoV-2 se vendieron de forma abierta, ilegal y rentable en el mercado... Un origen animal intermedio para el virus podría haber estado presente en los mercados, pero como no se tomaron muestras de inmediato, es posible que nunca se haga una determinación concluyente sobre el papel que jugaron los animales en los mercados en el desencadenamiento de la pandemia”, indica el artículo.
Además menciona que si bien la secuencia genética del virus en los primeros casos no fuera idéntica esta sí constituye una “evidencia científica adicional de una emergencia natural”.
Estas muestras de los primeros casos conocidos dividieron en dos los linajes A y B, siendo el segundo el que más se ha extendido en el mundo.
“Se podrían tomar muestras de poblaciones de murciélagos para detectar virus similares. Si China no está interesada en realizar o facilitar tales estudios, tal vez las autoridades de Indonesia y Camboya, que también tienen colonias de murciélagos, puedan ser persuadidas para que lo hagan. También se han identificado parientes cercanos del SARS-CoV-2 en murciélagos en Laos. Los bancos de sangre que almacenaron muestras de sangre de noviembre y diciembre de 2019 podrían examinarse para detectar casos anteriores, quizás asintomáticos. Esto podría proporcionar información sobre la ubicación de las infecciones y sobre la secuencia genética del virus”, se añade.
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2. Origen en laboratorio
Kwik indica que en la primera secuencia algunos científicos se alarmaron por las características que presentaba lo que les hizo pensar que había sido creado en un laboratorio. Menciona que una de las características que llamó la atención fue la del sitio de escisión de la furina, que le permite entrar a las células así como que les parecía atípico unos pares de bases de ácido ribonucleico (ARN) aunque esto fue refutado en abril de 2020 en la revista Nature Medicine.
“Otro factor que dificulta el apoyo a la teoría de un virus no natural son las serias limitaciones en la capacidad de predecir la función a partir de la secuencia genética... Diseñar un virus nuevo para que sea patógeno y transmisible puede estar más allá de las capacidades científicas actuales. Sin embargo, es posible utilizar el proceso natural de evolución viral para seleccionar un virus que podría volverse más transmisible en un animal en particular, o replicarse en células tomadas de un animal”, se complementó.
3. Origen por accidente
Se ha mencionado también que el SARS-CoV-2 se liberó tras un accidente en un laboratorio de China en trabajadores. Ante esto la inmunóloga ha señalado que con la evidencia disponible es poco probable que ese evento fuera la causa de la pandemia.
“Los accidentes, por supuesto, ocurren, pero cuando han ocurrido accidentes de laboratorio, generalmente solo han afectado al trabajador del laboratorio y, en ocasiones, a contactos cercanos. Aunque teóricamente es posible, ninguna epidemia o pandemia previa se ha originado en un laboratorio de bioinvestigación”, se dice.
Además explica que varios incidentes se han descrito mal en medios de comunicación en referencia a este tema.
Justamente en Wuhan hay dos instituciones de investigación en las que se llevaban investigaciones sobre el coronavirus antes de que inicie la pandemia.
“Sin embargo, un escenario de accidente sería viable solo si el virus SARS-CoV-2 (o algo muy similar) estuviera en esos laboratorios. Esto aún no se ha establecido para ninguno de los laboratorios. Sin un conocimiento perfecto de los primeros casos de SARS-CoV-2, es imposible descartar por completo el origen del virus en un accidente de laboratorio. Pero sobre todo si se trataba de un virus evolucionado naturalmente, cierta información adicional sugiere que un accidente de laboratorio no es un escenario probable”, añadió.
La investigadora señala que conocer cómo el SARS-CoV-2 logró afectar a los humanos permitirá prevenir futuras pandemias, pero que esto llevará muchos años y que la población deberá vivir con esa incertidumbre. (I)