Toques de queda nocturnos, cierre de bares y restaurantes y hasta confinamientos son las medidas más utilizadas nuevamente por los países del Viejo Continente que están enfrentado hasta su sexta ola de contagios de coronavirus, que en esta ocasión afecta más a quienes se han resistido a inmunizarse.
Alemania, Austria, Bulgaria, Dinamarca, Eslovaquia, Francia, Grecia, Hungría, Italia, Países Bajos, Rumania y Rusia están entre las naciones europeas que buscan en estos momentos frenar el avance del COVID-19 en sus territorios, donde, pese a que la vacunación ha avanzado y hay un gran número de inmunizados, se siguen registrando casos entre los no vacunados.
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Solo la semana pasada se notificaron casi 2 millones de casos del virus en Europa, “la mayor cantidad en una sola semana desde que comenzó la pandemia”, según dijo el director general de la Organización Mundial de la Salud, Tedros Adhanom Ghebreyesus.
Tedros manifestó que el virus “está aumentando en los países con menores tasas de vacunación en Europa del Este, pero también en los países con algunas de las tasas de vacunación más altas del mundo en Europa occidental”, al tiempo que pidió “seguir tomando precauciones”.
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En Alemania se ha denominado a la nueva ola la pandemia de “de los no vacunados”. Cerca del 69 % de la población adulta está vacunada, pero la cifra sigue estando lejos de la necesaria para conseguir la inmunidad de rebaño. El país está analizando imponer la vacunación obligatoria para trabajadores de algunos sectores —entre ellos, el sanitario— y hay escepticismo sobre la capacidad de controlar otra medida que prevé aplicar en el uso del transporte público, restringiéndolo a personas vacunadas, que ya tuvieron la enfermedad o que presenten un test negativo reciente.
Austria ha recurrido a medidas más radicales. Desde este lunes rige un estado de confinamiento nacional para la población no vacunada, cerca del 35 % de sus habitantes. El país registra, en promedio, unos 10.000 nuevos contagios cada día, y los decesos diarios también han vuelto a subir hasta alcanzar aproximadamente veinte por día, una cifra que no se presentaba desde mayo.
Otra situación compleja es la de Bulgaria. Este país, a diferencia de los otros, enfrenta recien su sexta ola. Unas 200 muertes diarias es la media entre sus casi siete millones de habitantes. Expertos creen que la crisis política que atraviesa el país, sin Gobierno hace meses, ha tenido impacto en la gestión para hacer frente a la pandemia, ya que tiene la peor tasa de vacunación de toda la UE: solo el 23 % de la población está vacunada por completo, registra El País.
Al igual que Bulgaria, Hungría está en la lucha por mejorar su porcentaje de vacunados. Ha dado luz verde para que los empleadores puedan exigir la inmunización a sus trabajadores y que, en caso de negarse, puedan ser dados de baja y sin sueldo. Desde el 1 de noviembre rige también el llevar mascarilla en el transporte público y las visitas a hospitales están prohibidas.
Las cifras de vacunación son bajas también en Eslovaquia, por lo que ante el aumento de casos el Gobierno ha vuelto a cerrar hoteles, bares, restaurantes, gimnasios, saunas y spas. La mascarilla volvió a ser obligatoria en interiores y exteriores. Hay pedidos de que se limite la movibilidad a los no vacunados.
En tanto, Italia, donde la vacunación sí es alta, entró en vigencia desde este martes la obligatoriedad de mostrar el certificado sanitario en los medios de transporte, incluidos los taxis, y la posibilidad de detener los trenes si viajan personas con síntomas de la enfermedad. Desde hace un mes la misma medida se volvió obligatoria para trabajar, tanto en el sector público como en el privado. Se exige también el pasaporte verde para entrar en establecimientos como tiendas o restaurantes.
En Francia, el Gobierno está en alerta porque ha habido un fuerte repunte de contagios en las últimas semanas. El país abrirá en diciembre la vacunación de la tercera dosis para los mayores de 50 años; ya la mantiene activa para los mayores de 65. En el país se exige presentar un código QR de la vacunación para entrar en lugares públicos. Un portavoz del Ejecutivo ha descartado la posibilidad de recurrir a confinamientos.
En el caso de Grecia, las personas no vacunadas tienen que presentar una prueba negativa del virus para ingresar a las terrazas de bares y restaurantes; los espacios interiores están reservados exclusivamente para los vacunados. En el resto de los comercios, bancos y edificios públicos también deben exigir a sus clientes el certificado de vacunación o una prueba negativa reciente. El país impuso desde septiembre la obligatoriedad de la vacuna a todos los trabajadores sanitarios y de geriátricos.
Países Bajos empezó el debate este martes de la posible introducción de la llamada “política 2G” en el pase covid, que supondría la total exclusión de las personas no vacunadas de la restauración y los eventos, aunque den negativo en un test de coronavirus, un paso polémico para el que el apoyo político no está garantizado, refiere EFE.
En el país, según las últimas medidas, los eventos deportivos tendrán que celebrarse sin público, las tiendas que no son consideradas imprescindibles deben cerrar a las seis de la tarde y las reuniones en domicilios tendrán que ser de máximo cuatro personas.
En Rumania está la peor situación de toda la Unión Europea: en las últimas semanas su tasa de mortalidad per cápita por el virus es la más alta del mundo. A esto se suma su bajísima tasa de vacunación, que llega a solo el 45 % de los adultos. Rigen “toques de queda” para los no vacunados por la noche y se exige el certificado de vacunación.
Aunque la situación no es tan delicada, el Gobierno de Dinamarca restableció el pase del virus solo dos meses después de haberlo suprimido. El país reporta unos 2.000 contagios cada día y se teme que, por los casos de gripe y de otras enfermedades, el sistema sanitario se sature, recoge el diario español 20 minutos.
Fuera de la Europa comunitaria, Rusia es otro país que ante el alarmante aumento de casos —atribuido a la agresividad de la variante delta, la falta del cumplimiento estricto de las reglas sanitarias y, sobre todo, a la baja tasa de vacunación— ha enviado al Parlamento un proyecto de ley para implantar el uso obligatorio de un pase sanitario en lugares públicos y en el transporte, que, si recibe el visto bueno de los parlamentarios, entrará el 1 de febrero de 2022.
En medio de ese panorama, España parece ser la excepción todavía, mientras que en el Reino Unido y en Portugal no descartan tomar medidas similares a las del resto de países si los casos continúan en aumento. Existe preocupación entre los expertos de que se pueda asociar al COVID-19 con otras enfermedades propias del invierno, por lo que la campaña de vacunación contra la gripe y de las dosis de refuerzo del virus ya están en marcha. (I)