Pese a que tiene solo ocho meses en el poder, el presidente peruano, Pedro Castillo (izquierda), enfrenta un proceso de vacancia por el que podría ser destituido. No obstante, analistas creen que la oposición no alcanzaría los votos suficientes (87 de 130) en el Congreso.

El lunes, 76 diputados apoyaron el llevar el proceso al pleno, recordando lo que pasó en las caídas de los exmandatarios Pedro Pablo Kuczynski, en 2018, y Martín Vizcarra, en 2020.

Otros 41 diputados votaron en contra y hubo una abstención.

Publicidad

La presidenta del Congreso, María del Carmen Alva, propuso que la suerte del mandatario sea decidida por el plenario en este juicio político el lunes 28 de marzo, a las 15:00, lo que fue aceptado por sus colegas. Castillo podrá asistir a esta sesión para presentar sus descargos o enviar a un abogado que lo represente.

De acuerdo con el analista político peruano José Carlos Requena, este recurso es más político que jurídico o judicial, y entre el primer pedido de vacancia que se le hizo a Castillo en diciembre —el cual ganó— y el de ahora ha habido muchas revelaciones.

“Por un lado, denuncias de corrupción; y por otro, el nombramiento de personajes cuestionables. Incluso un Gabinete duró menos de una semana por este tipo de situaciones, estos asuntos judiciales del entorno del presidente, que incluye a su exsecretario personal Bruno Pacheco y que tiene además como potenciales colaboradores eficaces a este mismo secretario o a personas que visitaron el Palacio de Gobierno en reiteradas ocasiones”, apunta Requena, quien agrega que el asunto es que hay muchas denuncias de que las visitas al palacio habrían servido para favorecer a algunos contratistas con algunas decisiones de última instancia.

Publicidad

Incluso cuenta que se encontraron 20.000 dólares en efectivo en un baño de la oficina de Pacheco, quien argumentó que eran parte de sus ahorros.

Castillo visitó el Congreso para hablar de la moción el pasado martes y negó las acusaciones.

Publicidad

“Hoy reafirmo de manera categórica que no he cometido ningún acto de corrupción, menos participado en situación alguna que haya buscado favorecer intereses particulares”, dijo el jefe de Estado.

Para Requena es muy difícil que la vacancia pueda darse, puesto que se necesitarían once votos más, y ya tendrían que votar a favor varios diputados de los grupos que apoyan al presidente, incluyendo de su propio partido, Perú Libre. Sin embargo, hay que esperar las dos semanas hasta la votación para ver si no hay ningún incidente en la esfera judicial, mediática o política que tenga el peso para marcar el desenlace.

Los ocho primeros meses del gobierno de Castillo (que en teoría debería durar en el poder hasta 2026) han sido conocidos más por una gestión errática desde el principio, por su inexperencia; pero a partir de octubre también fueron apareciendo acusaciones de supuesta corrupción en su entorno.

Para el analista Luis Benavente, la moción de vacancia presidencial por incapacidad moral no le parece que sea imposible de alcanzar, tomando en cuenta casos anteriores.

Publicidad

“Ha dado motivos (...), dado que día a día salen evidencias aparentes de corrupción que lo involucrarían a él. Y, por otro lado, ha designado funcionarios muy cuestionados, con procesos judiciales, simpatizantes de Sendero Luminoso (...); una serie de colaboradores directos de muy alto nivel que no representan lo que debería ser la exigencia para un titular de un cargo público de esa importancia, y eso contribuye a que la oposición lo cuestione permanentemente”, afirma Benavente, quien suele ser crítico hacia Castillo.

Él cree que el mandatario va a enfrentar una situación difícil con este “impeachment a la peruana”, matizado con las palabras “incapacidad moral”, pues lo que para unos puede catalogarse de esa manera no lo puede ser para otros, pero para él esto sí se da en este caso.

En cuanto a la política del país, Perú ha tenido en cuatro años cinco presidentes, denotando una gran inestabilidad del Ejecutivo por peleas constantes contra los Congresos de turno.

Desde 2016 se comenzó a usar el proceso de vacancia por temas políticos. En el primero se salvó Kuczynski, pero en el segundo parecía que iba a ser destituido y renunció antes de la moción. Luego su sucesor, Martín Vizcarra, también tuvo dos mociones; en la segunda fue destituido.

Luego estuvo de presidente Manuel Merino, quien, tras la caída de Vizcarra, asumió como presidente por estar al mando del Congreso. Sin embargo, Vizcarra era popular y las calles obligaron a Merino a hacerse a un lado solo cinco días después. Tras el problema, terminó asumiendo el cargo Francisco Sagasti, quien al final terminó en julio de 2021 el periodo presidencial que había empezado Kuczynski en julio de 2016.

Para Requena, hay un problema estructural en la política peruana que hace que alcanzar la gobernabilidad sea muy complicado desde 2016. Además de que apunta que Castillo ha tomado decisiones poco convenientes en ese panorama.

“Estamos llegando a una situación límite, y lo que tocará en términos políticos es transitar a un diálogo mayor que pueda canalizar las expectativas (...), porque al presidente Castillo le faltan más de cuatro años de mandato y, si persiste en esta tónica, me parece improbable que pueda completarlos (...). Los actores políticos deben alcanzar un nuevo pacto que procure una política más representativa, en un contexto en que las democracias en general están en situaciones de precariedad en todas las latitudes”, dice Requena, quien cree que la economía del país ha mostrado signos de resiliencia y los propios actores políticos han mantenido a salvo algunas cosas en esa materia. (I)