Carlos Eduardo Sarmiento, un migrante venezolano, sintió que las piernas se le adormecieron y para detener la hemorragia él mismo se hizo un torniquete con las trenzas (agujetas) de su calzado deportivo. Había intentado, en Aguascalientes, México, subir al tren llamado “La Bestia” para acercarse a la frontera con Estados Unidos.