Catorce años de cautiverio, de infierno, vivió una mujer que señala a un ciudadano en Rusia de haber abusado de ella más de 1.000 veces. Ekaterina B. es el nombre de esta víctima del terror que le impuso, a sus 19 años, Vladimir Cheskidov.
La pesadilla se sufría dentro de una vivienda de madera. Nadie, en el exterior, parecía advertir la oscuridad de los delitos allí cometidos.
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Los abusos se perpetraron en la región de Chelyabinsk, localizado en el suroeste de Rusia. En la residencia de Cheskidov, un espacio donde predominaban los abusos, la tortura, amenazadas y hasta la muerte, vivía también la madre de este sujeto.
Valentina, reseñó The Sun, estaba al tanto del secuestro de las víctimas de su hijo.
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Cómo comenzó esta pesadilla
Ekaterina y Vladimir coincidieron en una estación de tren hace 19 años. El hombre, contó la mujer según The Sun, la invitó a un trago en la estación y luego a su casa. En la vivienda comenzó el infierno. Corría el año 2009.
Vladimir Cheskidov ya no era el tipo amable de la estación: “la amenazó con un cuchillo, la ató y le tapó la boca con cinta adhesiva”. Al someterla, la encerró en un dormitorio con todo y candado. Salía para que atendiera a Valentina o aseara un poco la vivienda.
Vladimir se convirtió en la peligrosa sombra de Ekaterina: “Caminaba a todas partes conmigo sosteniendo un cuchillo, siempre tenía un cuchillo en la mano”, narró la mujer.
De acuerdo con el citado medio, las autoridades hallaron en la vivienda “bozales, computadoras portátiles y discos con pornografía, así como juguetes sexuales utilizados durante las supuestas sesiones de tortura”.
Asesinato en la casa del horror
Ekaterina, se sabe, no era la única víctima del “maníaco” Vladimir. Dio parte, tras escapar, que su torturador asesinó desmembró a otra mujer, a Oksana. Se asegura que puso a “hervir los restos” de esta otra víctima. Ese crimen dataría del 2011.
Los investigadores hallaron algunas partes del cuerpo en el sótano, de acuerdo con The Sun. Precisaron, citando un informe de Press Khata, que lo encontrado era “huesos y un cráneo aplastado con rastros de óxido”.
Cómo huyó del cautiverio del maníaco Vladimir
Ekaterina, hoy de 33 años, vio venir una oportunidad de oro para huir de ese tormento que no desaprovechó.
Vladimir, ‘amigo’ del vodka, un día acabó ebrio y no encerró a Ekaterina en el sótano. La víctima para ganar la libertad debió “convencer a Valentina de que Cheskidov las mataría a ambos”.
A la vivienda de madera llegaron las autoridades y el hombre quedó recluido en un centro médico y está en tratamiento psiquiátrico.
Valentina no era la única que sabía lo que hacía su hijo. Una hermana, Elena, comentó que “Vladimir mantenía amenazada a su familia para que no lo denunciaran”, publicó Radio HRN.
Además de las torturas y violaciones contra Ekaterina, las autoridades investigan otras dos muertes: la del padre de Vladimir Cheskidov y una esposa anterior. The Sun explica que la mujer habría caído por una ventana, mientras que el padre resbaló y también cayó”.
Para no despertar sospechas sobre lo que pasaba en la casa de madera, Vladimir salía por poco tiempo a la calle y, aseguran, “evitaba encender las luces de la casa”.
En su comparencencia ante la Justicia, de acuerdo con Daily Mail, Vladimir rompió a llorar en un tribunal ruso al asegurar que lo ocurrido “fue ‘por amor’ y ‘consensuado”.
(I)
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