Este año el papa Francisco ha designado en algunos cargos importantes del Vaticano a mujeres, aunque también ha descartado hasta ahora la ordenación de sacerdocio para ellas, algo que también causa un debate.

La designación más reciente y de más alto nivel que ha hecho es la de la monja franciscana y politóloga Raffaella Petrini, de 52 años, quien es desde noviembre secretaria general de la Gobernación del Estado de la Ciudad del Vaticano.

Petrini es algo así como una vicealcaldesa de la Ciudad del Vaticano y, según The National Catholic Reporter, es la responsable de la gestión administrativa de los Museos Vaticanos, de la oficina de correos y de la Policía.

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Previamente, en agosto, había nombrado a la religiosa italiana Alessandra Smerilli secretaria interina del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral y delegada de la Comisión Vaticana COVID-19. La monja salesiana era subsecretaria de este dicasterio desde marzo de 2021.

Ese mes también incorporó a la Pontificia Academia de las Ciencias a cinco mujeres, incluidas tres premios nobeles: la astrofísica canadiense Donna Theo Strickland, Nobel de Física en 2018, y dos bioquímicas galardonadas con el Nobel de Química en 2020 por sus aportaciones a la edición genética: la francesa Emmanuelle Marie Charpentier, profesora en Berlín, y la norteamericana Jennifer Anne Doudna, profesora en la Universidad de Berkeley.

La actual “número dos” del Consejo de Economía del Vaticano, Charlotte Kreuter-Kirchhof, también fue nombrada hace poco.

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En febrero designó por primera vez a una mujer como subsecretaria del Sínodo de los Obispos (con derecho a voto): la religiosa francesa Nathalie Becquart, que está acompañada en este cargo por un español de la Orden de San Agustín, Luis Marín de San Martín.

Además hay seis mujeres en el organismo supervisor de todas las actividades económicas del Vaticano, incluyendo a dos españolas: Eva Castillo y María Concepción Osácar Garaicoechea, con larga experiencia en entidades financieras internacionales.

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Los Museos Vaticanos, una de las joyas del pequeño Estado, están dirigidos desde 2016 por Barbara Jatta. Desde 2015, al frente del Hospital Pediátrico Bambino Gesù está la gestora italiana Mariella Enoc.

De acuerdo con The Vatican News, en 2019 las mujeres ya representaban el 22 % del personal del Vaticano. Y, según datos de la Santa Sede, en la última década la presencia de mujeres en el Vaticano ha aumentado 6 % y casi se ha doblado en los dicasterios.

Pese a los avances, hay voces que piensan que aún se va lento e incluso que las acciones se limitan a puestos que no tienen mucha influencia y son más de gestión. Contrariamente a esa línea, el año anterior la Iglesia en Alemania estudia temas como la posibilidad de ordenar mujeres como sacerdotes y el celibato.

Pero el papa solo ha mandado a estudiar el papel de la mujer en los primeros años del cristianismo a través de una comisión para determinar si podrían llegar a ser diaconisas, pero no parece que vaya a ir más allá de esto. Especialmente porque aún hay rechazo a cambios muy fuertes dentro de la Iglesia, y por ello prefiere ir despacio, dijo una fuente cercana a Francisco al diario El País.

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En enero, Francisco, ya de 84 años, cambió la ley para permitir que las mujeres puedan leer la Biblia en misa, dar la comunión y ayudar en el altar durante la liturgia.

Grupos de mujeres católicas piden desde hace años que haya no solo una mayor participación de las mujeres en el Sínodo, las asambleas de los obispos y en las decisiones.

En la primera Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe (en noviembre), Marc Ouellet, prefecto de la Congregación para los Obispos del Vaticano, mencionó que la idea de la ordenación de las mujeres era un “camino equivocado, que no respeta la peculiaridad de la mujer”. Añadiendo: “La mujer es extraordinaria catequista, puede ser canciller de una diócesis, abogada en ciertas causas, participar en la comunicación, en la administración, tener posiciones muy importantes en una diócesis, en parroquias. Los carismas de la mujer son múltiples y hay que abrir reconocimiento completo, sin pretender que va a comenzar a tener todo el espacio en la Iglesia si se ordena sacerdote”.

Por el contrario, en el mismo evento, Lisandra Chaves, secretaria ejecutiva en la Comisión Nacional de Comunicación de la Conferencia Episcopal de Costa Rica, indicó que las mujeres no deben ser “siervas del clericalismo” y deben desempeñar cargos de decisión en la Iglesia. Ella afirma que es el momento de que la mujer también juegue un rol de liderazgo.

Monseñor Luis Cabrera, arzobispo de Guayaquil, comenta que desde el Concilio Vaticano II se han profundizado dos conceptos que explican la apertura en la Iglesia a la presencia de la mujer. El primero es el de la Iglesia como el pueblo de Dios, en el que todos los bautizados tienen el derecho y deber de aportar y participar de la mejor manera para que la Iglesia, en los distintos campos, pueda seguir adelante. Y eso ha pasado, por ejemplo, en el caso de las mujeres laicas que aportan con sus grandes reflexiones.

“El segundo concepto es que el papa ahora nos ha invitado a la sinodalidad..., que significa caminar juntos. Tiene tres etapas. La primera es escuchar... La segunda es el discernimiento, pensar juntos y preguntarnos qué es lo que Dios quiere en este momento. La tercera es el decidir qué hacer”, dice Cabrera, quien añade que esto también explica por qué la presencia de la mujer cada vez es más visible e importante.

Monseñor agrega que en el Vaticano hay muchas mujeres que trabajan en las área administrativa, teológicas y hasta en los discasterios de la vida consagrada.

Para Lucetta Scaraffia, exdirectora del suplemento femenino de L’Osservatore Romano Mujeres, Iglesia, Mundo, hay un avance, pero aún faltan dar mayores pasos en el papel de las mujeres en la Iglesia.

En tanto, Martha Villafuerte, laica de la Iglesia y excandidata a vicepresidenta de la república, piensa que el papa considera importante la participación de la mujer en la vida y la misión de la Iglesia, especialmente en instancias administrativas que exigen la potestad de orden. Añade que “cargos de poder” es un término mal aplicado, cargos administrativos de importante coyuntura es lo correcto.

“Respondemos a un Dios de orden, no de “cargos de poder”... desde un contexto local puedo acotar que, en la Arquidiócesis de Guayaquil, trabajamos muchas mujeres en cargos administrativos y pastorales, como por ejemplo yo, que tengo a cargo la coordinación general del Programa Vida y Familia de la Arquidiócesis de Guayaquil. Igualmente, la mayor parte de directores de las escuelas y colegios en la Red Educativa Arquidiocesana (REA) son mujeres”, apunta Villafuerte.

Añade que la participación femenina en la iglesia ha estado muy presente y que ahora hay más visibilización mediática y consciente del tema. “La participación de la mujer en la iglesia y también en la Santa Sede ha sido constante y paulatina, no acelerada porque desequilibraría todo el proceso jerárquico que nuestra religión católica ha mantenido durante toda su historia... recordemos que el rol que nuestra Madre la Virgen María tiene un nuestra iglesia, es uno de los más importantes y marca de manera contundente la importancia de que hombres y mujeres administren, trabajen, evangelicen desde cualquier ámbito laboral o pastoral”. (I)