“Desconcertados”. Así han quedado activistas y organizaciones medioambientales de todo el mundo ante la decisión del gobierno egipcio de permitir que Coca-Cola, uno de los principales productores de plástico, patrocine la cumbre sobre el cambio climático de Naciones Unidas de este año.

Los activistas declararon a la BBC que el acuerdo socava la cumbre, ya que la mayoría de los plásticos se fabrican con combustibles fósiles.

Coca-Cola, por su parte, defendió su participación diciendo que “comparte el objetivo de eliminar los residuos y aprecia los esfuerzos de concienciación”.

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La llamada COP27 se celebrará en noviembre de este año en el balneario egipcio de Sharm el-Sheikh y apenas la semana pasada el gobierno de El Cairo anunció la firma del acuerdo de patrocinio con la multinacional estadounidense de las bebidas gaseosas.

“Lavado verde”

“A través de la asociación de la COP27, Coca-Cola intenta apoyar la acción colectiva contra el cambio climático”, aseguró el vicepresidente mundial de Políticas Públicas y Sostenibilidad de la empresa, Michael Goltzman.

GETTY IMAGES El balneario egipcio de Sharm El-Sheikh acogerá este noviembre próximo la cumbre climática de Naciones Unidas.

Sin embargo, la oposición a la decisión ha crecido por los vínculos de la multinacional con la contaminación por plástico. Los activistas acusan a la compañía de “lavado de imagen verde” (para aparentar ser más ecológica) y más de 5.000 personas han firmado ya una petición en la que solicitan que se deje sin efecto el patrocinio.

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En 2019, Coca-Cola admitió que utilizaba 3 millones de toneladas de envases de plástico al año.

Presente en todos los continentes y en los océanos, el plástico es una fuente importante de contaminación. Su producción también contribuye al calentamiento global.

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En la actualidad, el 99% del plástico mundial se produce a partir de combustibles fósiles en un proceso llamado “craqueo” que produce emisiones de gases de efecto invernadero e impulsa el cambio climático.

Y en 2021, una auditoría de la alianza global para eliminar la contaminación de plástico, Break Free From Plastic, nombró a Coca-Cola como el contaminador de plástico número uno del mundo.

Un contrasentido

Mohammad Ahmadi, de la organización ambientalista Earth Uprising International, dijo: “Esta decisión de la presidencia de la COP27 va en contra del propósito de la conferencia”.

Esta opinión fue compartida por Steve Trent, director general de la Fundación para la Justicia Medioambiental, que pidió a Egipto dar marcha atrás.

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Ni la presidencia egipcia de la COP27 ni la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) respondieron a las peticiones de la BBC para que comentaran el acuerdo de patrocinio.

El año pasado, cuando el gobierno británico organizó las conversaciones sobre el clima en Escocia, prohibió que las empresas de combustibles fósiles patrocinaran el evento.

GETTY IMAGES Coca-Cola produce unas 200 mil botellas de plástico al minuto en todo el mundo y un porcentaje importante de ellas terminan en los lagos, ríos y océanos.

“Todo el modelo de negocio de Coca-Cola se basa en los combustibles fósiles. Han hecho promesas de mejorar el reciclaje que nunca han cumplido”, denunció Trent.

Coca-Cola dijo a la BBC que reconocía que tenía que hacer más: “Aunque hemos avanzado en nuestros objetivos de Un Mundo sin Residuos, también nos hemos comprometido a hacer más, y más rápido”.

Los activistas medioambientales temen que la participación de la firma afecte las negociaciones.

“Cuando los contaminadores dominan las negociaciones sobre el clima, no obtenemos buenos resultados. Como activista africana, me preocupa que más de nuestros lagos vuelvan a llenarse de plásticos”, dijo Nyombi Morris, un activista de Uganda y embajador de la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU.

El año pasado, la BBC expuso el impacto que la contaminación por plásticos de Coca-Cola estaba teniendo en comunidades remotas de todo el mundo. Y en respuesta a esto la empresa dijo que sigue comprometida con “recoger y reciclar una botella o lata por cada una que vendamos para 2030″.