Por considerar que un niño sea estigmatizado por llevar un nombre “no apto”, en Argentina, la Justicia impide a una pareja llamar a su hijo Lucifer.

Sí, Lucifer… como lo lee. Los papás dicen que su hijo va al jardín de infancia y lo llaman Lucifer, sin que eso lo haga blanco de bullying, informa Cadena 3.

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Sin embargo, en el Registro Civil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) y la Justicia “le negaron inscribirlo con ese nombre, alegando que afectaba la dignidad, el decoro y la interacción social de la persona”.

Por qué llamar al niño Lucifer

Según Cadena 3, el argumento que defiende la familia es que el niño puede llamarse Lucifer por su significado en latín, que es “portador de luz”.

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Como si de rebatir la tesis se tratara, se revisó a fondo qué acepción tiene la palabra en el Diccionario de la Real Academia Española y esta es: “Hombre soberbio, encolerizado y maligno”.

El rechazo

“Rechacé la inscripción del nombre Lucifer porque hace referencia al diablo”, expresó de manera tajante Facundo Bargalló, director general del Registro Civil porteño, a La Nación.

Indicó que, “si bien no se suelen negar denominaciones, si la familia así lo quisiese, se puede elevar a la Justicia esa decisión para que la revise”.

El medio argentino publicó, el 12 de mayo de 2023, que los padres tomaron esa vía y explicaron que el caso “se dirimió en un juzgado de primera instancia –que determinó la viabilidad del nombre– sino que, además, esa sentencia fue apelada por el fiscal de la causa”.

La polémica siguió su curso y la evaluaron en “la Sala J de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil, a cargo de los jueces Beatriz Alicia Verón, Gabriela Mariel Scolarici y Maximiliano Luis Caia, que revocó la resolución judicial precedente y negó que Lucifer sea un apelativo apto para llamar a un niño”.

La Nación recurrió al Código Civil y Comercial de Argentina y presentaron qué expresa el artículo 63: “No pueden inscribirse más de tres prenombres, apellidos como prenombres, primeros prenombres idénticos a primeros prenombres de hermanos vivos; ni prenombres extravagantes”.

Bargalló, consultado al respecto, precisó “cómo se interpreta el adjetivo ‘extravagantes’ en los hechos.

Los límites de una denominación tienen que ver con que no sean agresivos ni estigmatizantes

Facundo Bargalló, director general del Registro Civil

Entonces, “la extravagancia no se refiere a lo meramente inusual, raro o poco común, sino que hace referencia a los nombres que puedan provocar rechazo y dar lugar a humillaciones o burlas que perturben a la persona que lo porta”.

Tutelar derechos del menor

La intervención de la Defensora de Menores e Incapaces fue importante en este asunto legal.

Se recordó, al mencionar la apelación hecha por un fiscal, “que la elección del nombre, además de otorgarle individualidad al sujeto, es la ‘carta de presentación’ frente a la sociedad”.

A partir de la denominación a un niño se le puede dar protagonismo o exclusión, y destacó que hay muchas que por sus características de rareza o connotación negativa pueden provocar una reacción de rechazo y de este modo dañar los sentimientos de su portador, dijo la Defensora.

Escuchados todos los puntos, la Cámara revocó “la decisión en primera instancia, determinó que el nombre Lucifer no es apto para llamar a un niño y argumentó que su decisión se fundamenta en el objetivo de tutelar los derechos del menor en cuestión”.

Antecedentes en el mundo

En octubre de 2015, en la misma Argentina se conoció que un registrador, de Santa Fe, permitió bautizar a un niño como Lucifer. El Código Civil establece, reseñaba El Tiempo, que la selección de nombre y apellido es un derecho y a la vez un deber.

En noviembre de 2022, Univisión reseñó que una mujer latina expresó su deseo de querer llamarse Jesucristo Lucifer Obama y fue ante el tribunal, “pero el juez denegó su solicitud por el efecto que puede tener en la comunidad”.

Mientras que La Voz de Galicia publicó en julio de 2020 que los papás de un bebé que nació en Chesterfield, Reino Unido, expusieron los problemas surgidos a la hora de presentarlo ante la ley como Lucifer.

“Unamujer nos miró con cara de asco”, narró el padre del bebé a The Sun. “Nos dijo que así nunca encontraría un trabajo y que los profesores no querrían enseñarle”, añadió Daniel Sheldon, junto a Mandy, su pareja.

El medio citado notificó que “finalmente, sin mucho convencimiento, les permitieron inscribir al bebé con ese nombre”. (I)

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