El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, y sus aliados de derechas no tienen suficiente apoyo para formar el próximo gobierno, según los resultados casi definitivos de las elecciones parlamentarias israelíes publicados el jueves por la noche.

Con 99,5% de las papeletas escrutadas, el partido derechista Likud de Netanyahu obtuvo 24% de los votos, seguido de su rival centrista Yesh Atid (“Hay un futuro”) con casi 14%, según los datos oficiales de la comisión electoral.

Según el sistema proporcional de Israel, los partidos deben obtener al menos 3,25% de los votos para entrar en la Knesset (parlamento) de 120 escaños.

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Este umbral garantiza un mínimo de cuatro diputados.

Convirtiendo los porcentajes de votos en número de escaños, el Likud obtiene 30 diputados y Yesh Atid 17, seguidos de 11 partidos que se reparten el resto de la cámara.

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En estas elecciones legislativas, las cuartas en menos de dos años en Israel, los pro-Netanyahu obtuvieron 52 escaños y los anti-Netanyahu 51.

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Ninguno de los dos bandos logró aún una mayoría de 61 escaños. En consecuencia, todas las miradas se centran en tres partidos que pueden decidir unirse o no a uno de los dos bandos: la formación de derecha radical Yamina, dirigida por Naftali Bennett (7 escaños), la lista árabe de Ayman Odeh (6 escaños) y el partido islamista Raam de Mansour Abbas (4 escaños).

Dado que la lista de Odeh suele situarse en el campo anti-Netanyahu, la atención se centra en Bennett y Abbas.

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Netanyahu necesitaría ganarse tanto al tenor de la derecha radical como al líder de un partido islamista -mientras conserva a sus muy conservadores aliados- para esperar lograr una mayoría.

Los resultados de las elecciones se transmitirán el 31 de marzo al presidente Reuven Rivlin, quien entonces, tras consultar con los recién elegidos, dará a una figura política el mandato de intentar formar un gobierno. (I)