Por Milagros León

Doscientos millones de vacunas hasta el 1 de mayo ofreció el presidente Biden hace pocas semanas, el doble de lo que prometió en enero, cuando asumió la Presidencia. En realidad, no es un número que sorprende a nadie, pues hasta el momento ya se han colocado 130 millones de vacunas en todo el país.

Cada día en los Estados Unidos se colocan 2′800.000 dosis. En 34 Estados ya se ha abierto la vacunación a todos los adultos. Uno de estos es Georgia, donde ya he podido vacunarme.

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El proceso es ordenado: el ciudadano se inscribe en la página web del sistema de salud del Estado y a los pocos días recibe un correo electrónico para agendar la cita. Las vacunas se colocan en carpas ubicadas en estacionamientos, atendidas por personal del Ejército y enfermeras contratadas. Ellas son las que aplican la inyección mientras las personas no se bajan de sus automóviles. En Atlanta el proceso me tomó diez minutos.

El soldado que me inscribió me explicó que desde inicios de febrero han vacunado a alrededor de 2.000 personas por día solo en esta localidad.

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Todos estos datos hacen pensar a algunos que se podría llegar a la inmunidad de grupo en un par de meses, pero la realidad es más complicada. Para lograr este objetivo se necesita que al menos el 80% de la población reciba la vacuna o haya sido ya infectado por el virus.

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Estados Unidos tiene una población de 330 millones de habitantes. Las vacunas colocadas hasta hoy significan que 46 millones han recibido las dos dosis y 33 millones una dosis; por otro lado, se contabilizan 30 millones de personas que han sido infectadas y un número similar que no han reportado el contagio. Eso hace un total de 43% de personas total o parcialmente protegidas contra el virus. Aún lejos del 80% necesario.

Hay un cierto porcentaje de la población que por motivos de salud no pueden vacunarse; además, están los menores de edad, para los cuales aún no hay un protocolo definido y, por lo tanto, no se deben vacunar, y que representan un 20% más. Pero el problema principal son los millones de personas que aseguran que no se vacunarán.

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Según una encuesta de febrero del Instituto de Investigación Pew, un 30% de la población no planea recibir la vacuna. Sus razones van desde temor a los efectos futuros de la vacuna, desconfianza por la rapidez en la que se desarrolló, hasta otros que dicen no necesitarla o no vacunarse en general.

Además hay el problema de que siguen apareciendo mutaciones del virus, mientras no se sabe a ciencia cierta si efectivamente la vacuna previene el contagio. Con esto, es muy difícil que efectivamente se llegue algún día cercano a la inmunidad de grupo.

Mientras tanto, la semana antepasada millones de personas celebraron la semana de primavera en las playas de Florida y otras, con ninguna o poca protección, por lo que se teme un nuevo rebrote en las próximas semanas.

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De cualquier manera, la situación es positiva, con casi tres millones de vacunas colocadas cada día.

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En efecto, en el momento en que se cumpla el ofrecimiento de los 200 millones de dosis, el país estará produciendo muchas más dosis de las que podrá administrar. Los funcionarios creen que para fines de mayo estarían disponibles vacunas para los 260 millones de adultos del país, pero el Gobierno ha asegurado dosis equivalentes a 400 millones de personas. Y no está seguro de qué hacer.

De una parte, dentro del Gobierno hay quienes sostienen que deben guardarse las vacunas al menos hasta que haya unanimidad sobre cuándo vacunar a los menores; hay quienes creen, en cambio, que las vacunas podrían entregarse a Covax, la organización internacional que está intentando distribuir vacunas a todos los países.

En todo caso, la decisión debe tomarse en las próximas semanas para evitar que se desacelere la producción. (I)