El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, acompañado de los jefes de los principales poderes públicos, anunció el 23 de septiembre que evalúa declarar el estado de conmoción exterior en todo el territorio nacional como respuesta al despliegue militar de Estados Unidos en el mar Caribe, cerca de las costas del país.

“Queremos que toda la nación tenga el respaldo, la protección y la activación de todas las fuerzas de la sociedad para responder a cualquier amenaza o ataque”, afirmó el mandatario durante su intervención.

El estado de conmoción exterior está previsto en el artículo 338 de la Constitución de 1999 y se decreta en situaciones de conflicto externo que pongan en riesgo la seguridad de la nación, sus ciudadanos o sus instituciones. Esta medida tiene una duración inicial de 90 días, prorrogables por otros 90 con autorización parlamentaria, y otorga al Ejecutivo poderes extraordinarios, entre ellos la movilización de tropas, la restricción de derechos civiles y el control de medios de comunicación.

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Juristas y sectores opositores han advertido que esta figura podría usarse para limitar libertades y reforzar el papel de las Fuerzas Armadas en la vida política. En el plano internacional, el decreto podría intensificar la confrontación con Washington y abrir la puerta a nuevas sanciones, al tiempo que fortalecería los vínculos de Caracas con aliados como Rusia, China e Irán.

De concretarse, sería la primera vez que se activa de manera formal la figura de conmoción exterior en Venezuela. (I)