Hace unos 18.000 años, los humanos del Pleistoceno tardío podrían ya haber incubado y criado polluelos de casuario, un tipo de ave, en Nueva Guinea, sugiere un estudio que publica Pnas, publicación de la Academia Nacional de Ciencias de EEUU.

Aquellos humanos es posible que hubieran recogido los huevos cuando estaban cercanos a la madurez para luego criar a las aves hasta la edad adulta, señala el equipo de investigadores, que estudiaron las cáscaras de huevos encontradas en yacimientos para determinar en qué estado de desarrollo estaban los embriones.

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Una de las autoras del estudio Kristina Douglass de la Universidad Estatal de Pensilvania (EE.UU) destacó que este comportamiento “viene de miles de años antes de la domesticación de la gallina”.

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Los casuarios son aves grandes, no voladoras e “intratables” que “pueden destriparte”, agregó la experta, quien estima que los más probable es que se tratara de la variedad enana de este animal, que pesa unos 20 kilos.

El estudio, según sus autores, puede representar “el primer indicio de gestión humana de la cría de un taxón aviar en cualquier parte del mundo, precediendo a la domesticación temprana de pollos y gansos en varios milenios”.

Los polluelos recién nacidos de casuario, como en otras aves, creen que lo primero que ven es su madre, por lo que si esa primera mirada coincide con la de un ser humano, el pájaro lo seguirá a cualquier sitio.

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Las cáscaras de huevo se encuentran en muchos yacimientos arqueológicos, pero no suelen ser objeto de estudio. En este caso, el equipo desarrolló un nuevo método para determinar la edad del embrión de pollo cuando el huevo fue recogido.

Después estudiaron colecciones de cáscaras de los yacimientos de Yuku y Kiowa en Nueva Guinea y aplicaron la nueva técnica a más de mil fragmentos de huevos de entre 18.000 y 6.000 años de antigüedad.

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La gran mayoría de las cáscaras de huevo se recogieron durante las etapas muy tardías de la gestión, indicó Douglass, por lo que no se tata de un patrón aleaorio.

O bien estaban comiendo balut (un embrión casi desarrollado que se hierve y se consume en algunas partes de Asia) o estaban incubando los polluelos, agregó.

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Los arqueólogos observaron las quemaduras en las cáscaras de los huevos, pero había “suficientes muestras” que no mostraban quemaduras, por lo que “podemos decir que estaban incubando y no comiéndolas”.

Douglass destacó que para incubar y criar con éxito a los polluelos de casuario, la gente tendría que saber dónde estaban los nidos, cuándo se ponían los huevos y sacarlos del nido justo antes de la eclosión.

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Según la experta, a finales del Pleistoceno, “los humanos recolectaban estos huevos a propósito y este estudio sugiere que la gente no se limitaba a recoger los huevos para comer su contenido”. (I)