Tierra, agua, palos de bambú, tablas y zinc es lo que se necesita para construir una vivienda, paradójicamente, más segura en Venezuela. Entre estas paredes y en condiciones muy precarias viven decenas de familias en el barrio San Isidro, ubicado en el este de Caracas, tras huir de la violencia en Güiria, su pueblo natal, en el noreste del país.