Las víctimas indirectas del atentado del 11 de septiembre de 2001 siguen ahí a pesar de que el golpe terrorista ocurrió hace 20 años. Hay personas a las que aún les cuesta hablar del tema por el impacto psicológico que les dejó el vivir jornadas de muerte y pánico. Celia Pesántez, una migrante azuaya que trabaja a seis cuadras de la conocida Zona Cero, es un testimonio vivo del día en el que el mundo cambió.