Para un ser humano es vital tomar agua para mantenerse hidratado y permitir que el organismo haga las funciones que le corresponden. Es por ello que resulta tan extraño el caso de una adolescente de Arizona, Estados Unidos, que es alérgica al agua.

No puede llorar, ni bañarse con agua, ni puede dejar que le caiga el agua de la lluvia y mucho menos beberla. El dolor y el ardor que experimenta en su piel y en su estómago son síntomas de investigación por los médicos que la han tratado.

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La urticaria acuagénica, le provoca dolores,. molestias en los ojos y un creciente temor sobre sus salud pensando en el futuro. Foto: El Clarín

Son pocos los que saben cómo tratar la urticaria acuagénica, por lo que Abigail Beck ha tenido que aprender de su enfermedad a través de ensayos y errores. Estos signos aparecieron desde que llegó la pubertad y se han intensificado en los últimos 3 años.

“Esto me condiciona la vida, pero no quiero que así sea. Si bebo agua, vomito. Me duele mucho el pecho y mi corazón empieza a latir muy rápido”, comentó, según reseña El Clarín.

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El extraño caso de la niña alérgica al agua

Abigail y su familia han ido de médico en médico para que alguno les explique como funciona su enfermedad pero no ha logrado encontrar mucha explicación.

“Nunca tengo la necesidad de beber agua, el sabor es malo para mí”, detalló. En su lugar, toma unas pastillas rehidratantes, jugos energizantes y jugo puro de granada. A su corta edad, tiene mucha madurez para enfrentar su situación con buen ánimo.

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Abigail Beck debe ducharse pocas veces por semana y de manera rápida para no sufrir dolores y picazones. Foto: El Clarín

Sin embargo, no todo el tiempo es positiva, pues el miedo a lo desconocido de esta rara enfermedad a veces la persigue.

“No sé si podría matarme porque nadie me ha dicho lo contrario hasta ahora. Tengo síntomas que podrían hacer que mi corazón se detenga, pero nadie sabe nada sobre la condición, por lo que no saben si mi corazón o mis pulmones podrían dejar de funcionar”, confesó.

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Debido a su alergia extrema, Abigail no bebió un vaso de agua en un año. Foto: El Clarín

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