En Corrientes, Argentina, una resolución judicial sorprendió por su carácter inusual. La jueza de Familia, Niñez y Adolescencia n.° 4, Carolina Macarrei, ordenó a un padre leer El principito, la célebre obra de Antoine de Saint-Exupéry, como parte de un juicio por cuota alimentaria.

La magistrada explicó que la medida busca generar empatía en el progenitor hacia sus dos hijos: una joven de 22 años con autismo y retraso madurativo, y un niño de 8 años diagnosticado con celiaquía.

“No es una medida sancionatoria, sino pedagógica, moral y reflexiva”, declaró Macarrei a medios locales.

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El caso se originó luego de que el padre, enfermero en una clínica de la capital correntina, ofreciera destinar únicamente el 25 % de su sueldo a la manutención y se negara a cubrir a su hija mayor. Alegó que el Certificado Único de Discapacidad de la joven estaba vencido desde 2020 y sostuvo que, por ser mayor de edad, debía solicitar una pensión estatal. También puso en duda los informes médicos de su hijo menor.

La jueza desestimó esos argumentos y calificó la postura del demandado como “desprovista de toda empatía, solidaridad, contención y protección”. En su fallo, fijó la cuota alimentaria en el 40 % de los ingresos del hombre y describió su conducta en audiencia como “hostil, irrespetuosa con la madre e indiferente con sus propios hijos”.

Macarrei decidió ir más allá y sumó un elemento poco habitual en un proceso de este tipo: la lectura obligatoria de El principito. La magistrada citó en su resolución la famosa frase: “Solo con el corazón se puede ver bien; lo esencial es invisible a los ojos”.

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“Pensé qué puedo hacer en la sentencia para que no tenga la misma resolución o medir la misma vara con otro. Este señor no puede tener la misma consideración que otros progenitores que buscan alternativas”, explicó la jueza.

A su criterio, la obra de Saint-Exupéry transmite valores de humanidad y de responsabilidad que deberían guiar el vínculo entre padres e hijos.

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El hombre debía exponer lo aprendido de la lectura el pasado 28 de agosto, pero no asistió a la audiencia y presentó un certificado médico que alegaba problemas de salud. La cita fue reprogramada para septiembre. De no cumplir con esta disposición, podría enfrentar sanciones por desacato. (I)