El fin de semana terminó con la noticia de que el mayor capo de la droga en Colombia, Dairo Antonio Úsuga, alias Otoniel, de 50 años y jefe máximo del Clan del Golfo, había sido detenido en una megaoperación militar y policial.

Un gran golpe del Gobierno del presidente Iván Duque tras meses de estar contra la pared por las protestas sociales.

De acuerdo con el analista colombiano Sergio Guzmán, Otoniel tenía el control de una gran parte del narcotráfico que manda su producto al exterior, por lo que es algo que no se puede minimizar y le da motivos al Ejecutivo para celebrar.

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“No obstante, el negocio del narcotráfico sigue en ascenso y el vacío de poder dejado por Otoniel muy probablemente será llenado por algún otro capo en el corto plazo. Ya están hablando incluso de un sucesor al que le dicen Chiquito Malo (Jobani de Jesús Ávila). Entonces, este, como en los golpes anteriores, no será el fin del narcotráfico o del Clan del Golfo, va a continuar igual que continuó cuando mataron a Pablo Escobar o extraditaron a los hermanos Miguel y Gilberto Rodríguez Orejuela en los noventa”, afirma Guzmán, para el que lo lucrativo del este negocio ilícito hace muy difícil que esto acabe, pues hay una gran demanda.

Además menciona que la fallida guerra contra las drogas no tiene resultados a menos que se enderece el rumbo, y en dos o tres años se volverá a celebrar la captura o muerte de algún otro narcotráficante que podría llegar a ser más sádico y cruel que Otoniel.

El Clan del Golfo, de acuerdo con un mapa de la Fundación Pares, tiene el control de una parte muy grande del noroccidente de Colombia y su costa del Pacífico.

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Para el Gobierno la táctica sigue siendo atacar las estructuras de las organizaciones del narcotráfico, e insistir en reiniciar la fumigación aérea con glifosato, pero es poco probable que eso logre disminuir significativamente la capacidad de estos grupos, según expertos.

El presidente Iván Duque celebró su arresto como el golpe más contundente que ha recibido el narcotráfico desde la muerte de Escobar, el rey de la cocaína que murió baleado en Medellín por las autoridades, aunque en realidad entre los dos hay un abismo de poder, recuerda AFP.

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Incluso, las autoridades de Colombia ofrecían como recompensa $ 800.000 y las de Estados Unidos cinco millones de dólares, país que hoy espera su extradición para juzgarlo por delitos de narcotráfico.

Una vida ligada al crimen

El presidente de Colombia, Iván Duque (d), saluda al comandante del Ejército de Colombia, general Eduardo Zapateiro (c), durante un encuentro con las tropas que participaron en el operativo que llevó a la captura ayer del jefe de la banda criminal del Clan del Golfo, Dairo Antonio Úsuga alias "Otoniel", luego de su arribo a Carepa, en el departamento de Antioquia (Colombia). La detención de alias "Otoniel" abre varias incógnitas sobre el futuro del grupo criminal que dirigía, el Clan del Golfo, y sobre la situación de seguridad en las regiones donde opera. Foto: EFE

El capo, al que se le adjudican de masacres, desplazamientos, secuestros y acusado de pedofilia, fue arrestado el sábado en una zona selvática del noroeste de Colombia, lugar en el que nació en el seno de una familia campesina, en una acción en la que participaron unos 700 uniformados respaldados por 18 helicópteros, según el Ejército.

Otoniel era el líder del Clan del Golfo o Autodefensas Gaitanistas de Colombia (AGC), un grupo dedicado al narcotráfico y heredero de las paramilitares Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), que tiene actualmente unos 2.000 efectivos y presencia en más de 200 municipios.

Con su caída “desaparece la hegemonía de una familia, los Úsuga, fundadores y cabeza del Clan”, explicó a EFE el director de la fundación Paz y Reconciliación (Pares), León Valencia.

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Elizabeth Dickinson, analista sénior para Colombia del International Crisis Group, dijo a este Diario que este personaje empezó en su adolescencia en el EPL (Ejército Popular de Liberación), un grupo insurgente de izquierda (desmovilizado en 1991), pero su pragmatismo lo llevó luego a las autodefensas campesinas, es decir, paramilitares, que también se desmovilizaron. Siempre estuvo vinculado al narcotráfico y al crimen organizado, y fue subiendo de rango entre las organizaciones posparamilitares que ahora están concentradas en el Clan del Golfo.

Dickinson cree que su captura también es importante por las víctimas, ya que es responsable o ha estado vinculado a actos de violencia en Colombia desde hace tres décadas. Además es un logro potente para la inteligencia del país, ya que tiene una gran cantidad de información del narcotráfico y sus nexos con empresarios y políticos puede ser algo muy importante.

Según el presidente Duque, Otoniel era también un depredador sexual. “Se conocía en la región por estar buscando niñas de 12, 13, 14 años. Intimidaba familias y las extorsionaba para poder tener la virginidad de sus hijas”.

En Colombia tenía 128 órdenes de captura por narcotráfico y reclutamiento de menores, entre otros delitos.

“Asesinó a más de 200 miembros de la fuerza pública (...); muchos soldados han sufrido por cuenta de este asesino y sus amigos”, denunció el mandatario.

El Gobierno de Colombia ya anunció que trabaja para enviarlo a una cárcel en Estados Unidos, pues sobre él pesa una orden de extradición, aseguró el ministro de Defensa, Diego Molano, en entrevista con el diario El Tiempo.

“Ese es el camino para todos aquellos que cometen delitos transnacionales. (...) Casi el 30 % del total de las toneladas de coca que eran sacadas de Colombia eran del Clan del Golfo”, la organización liderada por Otoniel, agregó Molano más tarde en una declaración a medios.

A pesar de que en cinco décadas de lucha antidroga, respaldada por Estados Unidos, Colombia ha abatido o capturado a varios capos, el país sudamericano sigue siendo el principal productor de cocaína del mundo y los estadounidenses sus mayores compradores.

Los narcos más buscados

Otoniel era al narcotraficante más buscado en Colombia y uno de los principales por la DEA (Administración de Control de Drogas) de Estados Unidos.

Con su captura se elimina a uno de la lista, pero continúan sueltos otros narcotraficantes latinoamericanos.

Según la DEA, estos son otros cinco criminales de la región por los que da recompensa por información sobre ellos:

  1. Rafael Caro Quintero, quien junto a Ismael “Mayo” Zambada lidera el cartel de Sinaloa, en México. La recompensa es de 20 millones de dólares.
  2. Le sigue el propio Zambada, con 15 millones de dólares por conocer su paradero.
  3. Nemesio Oseguera Cervantes alias “El Mencho”, líder el cartel Jalisco Nueva Generación. La recompensa es de 10 millones de dólares.
  4. El cuarto era Otoniel, con cinco millones de dólares, quien habría sido capturado gracias a información del mismo Clan del Golfo, según el ministro de Defensa colombiano, Diego Molano.
  5. El dominicano Julio “Álex” Díaz es también uno de los narcotraficantes más buscados por vínculos en casos de drogas como la heroína, fentanilo y cocaína. Es dominicano.
  6. La lista la cierra el hijo de Joaquín “El Chapo” Guzmán”, Jesús Alfredo Guzmán, a quien se busca por posesión y distribución de sustancias controladas.

Estos y otros nombres de otras regiones del mundo están presente en las listas de búsquedas de Estados Unidos por ingresar, o ayudar a hacerlo, droga para el consumo dentro de sus fronteras. (I)