Ante la crisis del sistema público de pensiones por el envejecimiento de la población, Alemania planea ofrecer un subsidio de US$11 mensuales a los niños y adolescentes de entre 6 y 18 años para que inviertan el dinero en la bolsa de valores a partir del próximo año.

El canciller alemán, Friedrich Merz, les envió un mensaje a los jóvenes en un video publicado en YouTube diciéndoles que se preparen para invertir regularmente pequeñas cantidades en la bolsa.

“No dependas del seguro de pensiones obligatorio”, les dijo Merz. Ahorrar un poco durante un largo periodo de tiempo “te garantizará una pensión segura”.

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Sin embargo, el sindicato de trabajadores metalúrgicos argumentó que en lugar de promover planes de pensiones privados basados en el mercado de valores, el gobierno debería fortalecer el actual sistema público de pensiones.

El alemán es un sistema público anclado en un contrato intergeneracional en el que las cotizaciones de los trabajadores financian los ingresos de los pensionistas.

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Este sistema de reparto echó raíces en los años 50 bajo el gobierno del canciller Konrad Adenauer, cuando la natalidad era mayor y la esperanza de vida menor.

Pero ahora, no hay suficientes trabajadores que puedan sostener a una población que vive cada vez más años.

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“Es financieramente insostenible depender únicamente de las pensiones públicas”, le dice a BBC Mundo, Christoph Schmidt, presidente del Instituto Leibniz de Investigación Económica (RWI) en Essen.

Si no hay inversión privada, argumenta, la población tendrá que aceptar pensiones mucho más bajas o trabajar hasta los 69 años o más. El país enfrenta “una bomba de relojería demográfica”, señala Schmidt.

Los países con sistemas mixtos, que combinan pensiones públicas con inversión privada, han demostrado ser más resilientes, apunta el experto.

Si bien muchos economistas están de acuerdo en avanzar hacia algún modelo de sistema mixto, el debate es sobre cuál es la fórmula más adecuada y cómo implementarla. Pero además, se requieren acuerdos políticos que permitan lograr un cierto nivel de consenso que por ahora se ve esquivo.

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Las dificultades para lograr un acuerdo

Mientras el debate continúa, la coalición de gobierno, formada por conservadores y socialdemócratas, intenta implementar algunas medidas específicas.

En los últimos días, propuso crear una nueva exención fiscal para quienes continúen trabajando después de la edad de jubilación, pero sindicatos y asociaciones de empleadores criticaron el proyecto de ley.

El canciller alemán, Friedrich Merz, envió un mensaje a los jóvenes en YouTube para incentivarlos a invertir.

El presidente de la Asociación Alemana de Empresarios, Steffen Kampeter, dijo que los incentivos propuestos por el gobierno son ineficaces y costosos para los contribuyentes, mientras que Anja Piel, representante de la Confederación Alemana de Sindicatos, declaró que las normas costarían miles de millones, sin resolver el problema de fondo.

En medio de los desacuerdos, el gobierno busca crear una comisión de pensiones para elaborar propuestas.

En este conflictivo contexto se inscribe la propuesta gubernamental del subsidio ara que los menores de edad inviertan en el mercado de valores, bajo la supervisión de sus padres, acumulando fondos que sólo podrán ser retirados al cumplir la edad de jubilación.

Los defensores de esta “pensión de inicio temprano” esperan que los beneficios de la iniciativa provoquen un cambio de mentalidad en una población que no está acostumbrada a invertir en la bolsa.

No se trata exclusivamente de la cantidad de dinero que van a acumular los niños y adolescentes, argumentan, sino de familiarizar a las nuevas generaciones con las inversiones bursátiles desde una edad temprana y que experimenten cómo funciona la rentabilidad a largo plazo a partir de una cartera de inversión diversificada y de bajo riesgo.

“Un experimento con resultado incierto”

Johannes Geyer, investigador senior del Instituto Alemán de Investigación Económica (DIW Berlín), sostiene que el subsidio podría ayudar a mejorar las decisiones de ahorro a largo plazo de la población, pero advierte que no hay garantía de eso.

En Alemania cada vez hay menos trabajadores y los jubilados tienen una mayor esperanza de vida.

“Es un experimento con un resultado incierto que no resolverá los problemas”, le dice a BBC Mundo.

La iniciativa tendrá efectos perceptibles a muy largo plazo y es “poco dinero como para marcar una diferencia”.

Dado que la idea del subsidio está enfocada en fortalecer la educación financiera, el economista dice que sería mejor considerar otras alternativas, como un sistema de cobertura obligatoria.

Si el Estado alemán va a estar tan involucrado en este sistema de ahorro privado, dice Geyer, sería mejor que la administración de los fondos estuviera a cargo de una autoridad central, en vez de empresas privadas.

“No veo la ventaja de recurrir al mercado en este caso”, apunta.

Desde otro punto de vista, Christoph Schmidt argumenta que en Alemania existe un escepticismo profundamente arraigado hacia los mercados de capitales, una especie de barrera cultural que termina perjudicando a los trabajadores.

Esa barrera cultural, afirma, hace que los alemanes tengan poca disposición a invertir en acciones a pesar de su demostrada rentabilidad a largo plazo. Los jóvenes alemanes, dice, necesitan conocimientos financieros y la “valentía” para diversificar sus ahorros para la jubilación.

La última palabra sobre el subsidio mensual de US$11 o cualquier otra medida que busque incentivar a las personas a trabajar más tiempo la tiene el Congreso y, si las fuerzas políticas no se ponen de acuerdo, las iniciativas gubernamentales pueden quedar estancadas.

Las fuerzas políticas alemanas no han logrado ponerse de acuerdo sobre cómo reformar el sistema de pensiones.

Quiebres dentro de la coalición de gobierno

Las proyecciones señalan que para el año 2040, una cuarta parte de la población alemana tendrá 67 años o más.

Con ese cambio demográfico en la mira, una de las propuestas que más ha generado debate es la idea de elevar la edad de jubilación a los 70 años.

Desde que asumió el cargo en mayo, el canciller Merz ha preferido no tocar ese punto de discordia, optando por anunciar incentivos como exenciones fiscales para que los alemanes mayores sigan trabajando después de la edad de jubilación.

Pero su ministra de Economía, Katherina Reiche, ha puesto el dedo en la llaga.

“La vida laboral debe aumentar”, declaró en julio al diario Frankfurter Allgemeine Zeitung. “Tenemos que trabajar más y durante más tiempo”, agregó.

Sin embargo, los socialdemócratas reaccionaron de inmediato diciendo que un aumento de la edad de jubilación era un tema “descartado”, como también cualquier otra medida que apunte a reducir las pensiones.

Una de las alternativas que ese partido ha propuesto es aumentar las contribuciones al sistema, haciendo más atractivo para las mujeres trabajar a tiempo completo, ampliando el número de guarderías y la flexibilidad laboral.

Algunos analistas señalan que la inclusión de los migrantes a la fuerza laboral es un camino que puede contribuir a enfrentar la crisis del sistema.

Otros han planteado vincular la edad de jubilación permanentemente a la esperanza de vida media o subir impuestos, ideas que los conservadores rechazan.

Con tantas visiones en juego, es un misterio cómo finalmente los alemanes lograrán resolver un problema apremiante que no solo afecta a su país, sino también a la mayoría de las economías desarrolladas.