La portada del periódico digital ElFaro.net, de El Salvador, no exhibió noticias durante el 7 de abril último en señal de protesta por la aprobación de enmiendas al Código Penal de ese país centroamericano que implican ‘una mordaza a la libertad de prensa y de expresión’, indica este medio en un único mensaje que publicó bajo el título ‘No a la censura’, en letras blancas sobre un fondo negro.

Carlos Dada, director de ElFaro.net, resalta este hecho simbólico en entrevista con este Diario. “Por primera vez en nuestra historia no hay portada, hay un mensaje de protesta”, indica en el portal que hace periodismo en web desde 1998.

El mensaje de la portada digital señala que “seguir revelando pactos”, refiriéndose a los acuerdos que llegan los gobiernos de turno con las mafias delincuenciales o las pandillas, “es ahora un crimen que puede penarse con hasta quince años de prisión en El Salvador”.

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La aprobación y la entrada en vigencia esta semana del conjunto de reformas se dio en un Legislativo con mayoría afín al presidente salvadoreño Nayib Bukele, quien amenazó con dejar sin comer a los pandilleros encarcelados si prosigue la violencia con crímenes fuera de los centros penitenciarios.

Las medidas son para frenar la escalada de violencia con el incremento de homicidios en las calles, según la justificación del régimen de Bukele.

Dada afirma que no es la primera vez en la historia del país centroamericano, afectado por una guerra civil en el periodo 1979-1992, que se establecen medidas de corte represivas de la mano de un presidente considerado por los analistas como un populista de derecha.

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A esto se suma el control de la información y la persecución judicial y el hostigamiento de periodistas que incomodan al poder, lo que traza un paralelismo con lo que acontece en el resto de países de la región con regímenes populistas, incluso con lo ocurrido en Ecuador durante la década del correísmo.

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Carlos Dada fue fundador del diario digital ElFaro.net de El Salvador. Foto: TOMADA DE FUNDACIONGABO.ORG

¿Qué reacciones se dieron en El Salvador con la declaración del presidente Nayib Bukele de no dar de comer a los pandilleros encarcelados si sigue la escalada de violencia en las calles?

Hay que pensar en el contexto en el que se dan estas declaraciones. Se dan en el contexto en el que en un solo día, el sábado 26 de marzo, hubo más de 60 homicidios en una ola de asesinatos cometidos presuntamente por pandilleros, que rompieron récords de homicidios, después de tres años del gobierno de Bukele (quien llegó al poder en el 2019), en el que habían descendido dramáticamente las tasas de homicidio. Pasamos de días sin homicidios a de repente tener 60 en un solo día, evidentemente hay algo anormal aquí. Nosotros en El Faro revelamos hace año y medio que Bukele llevaba un año sosteniendo negociaciones con las pandillas. Los términos precisos de estas negociaciones no los logramos determinar. Esta era una investigación en curso en la Fiscalía General de la República, que indagaba estas negociaciones de Bukele con las pandillas. Después de que publicamos Bukele negó la existencia de tal negociación, dijo que el descenso de la tasa de homicidios se debía a la eficiencia y efectividad de un presunto plan de control territorial de su gobierno. Apenas tomó control de la Asamblea (Función Legislativa), lo primero que hizo fue destituir al fiscal general que lo investigaba. También destituyó a los magistrados de la Corte Suprema de Justicia y puso a los suyos, quienes en su primera resolución reinterpretaron la Constitución y le permitieron la reelección. En este contexto, de repente, pasamos hace diez días a tener un día con más de 60 muertos y en total un fin de semana con más de 80 homicidios. Según nuestra experiencia de más de una década cubriendo pandillas, negociaciones del Gobierno con ellas y rompimientos, esto es un mensaje de las pandillas para presionar en esa mesa de negociación que sostienen o sostenían con el Gobierno en caso de que se haya roto. Después de esta racha de homicidios, Bukele lanza un operativo a nivel nacional presuntamente contra las pandillas, en el cual hay más de 6.000 capturados en una semana. Bukele insiste en que todos son pandilleros.

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¿La amenaza de Bukele de racionar la comida es una declaración anecdótica, ya que toda persona privada de libertad queda bajo custodia del Estado, el que debe velar por su integridad?

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Tu pregunta me ilustra cómo se percibe esto afuera de El Salvador. No sé si es una simple declaración efectista o si de verdad les están racionando la comida. ¿Por qué no lo sé? Porque este Gobierno ha negado todo acceso a centros penales, ha negado toda información sobre lo que sucede en los centros penales. No tenemos manera de confirmar si lo que está diciendo el presidente es cierto. Ha llegado a tal grado que les han cerrado incluso a los jueces el acceso al sistema informativo sobre quienes están detenidos y quienes están en libertad. Es a tal grado el control de la información que tiene este Gobierno y el cierre absoluto de acceso a la información por parte de quien no esté en el círculo del presidente, así que todo se reduce básicamente a una cuestión de fe. No tenemos manera de confirmar independientemente lo que el presidente dice que pasa dentro de las prisiones.

Más allá de lo que el presidente Bukele decida hacer en las cárceles, ¿cómo califica esta medida de racionar la comida en las prisiones?

Es una medida de carácter absolutamente populista. No tengo memoria de que alguien haya ofrecido algo similar, pero tampoco me sorprendería que lo encontráramos en anteriores administraciones. En El Salvador, las pandillas que son grupos criminales han logrado someter de tal manera a la población que habita en las comunidades que ellos controlan que esta población está desesperada y como ninguna solución ha realmente surtido efecto en la vida de estas personas, ahora mismo los salvadoreños aplauden cualquier medida que les haga creer que de verdad van a castigar a las pandillas y terminar con ellas, porque eso soluciona sus problemas. Soluciona que los estén extorsionando, que tengan que pagar esa extorsión incluso para entrar a sus casas, soluciona el problema de que maten a sus hijos, de que violen a sus hijas. Y no es que se solucione, es que tienen esperanza de que esto lo solucione. Hemos llegado ya a unos niveles de deseo de venganza contra quienes infringen ese daño. El discurso presidencial es un discurso totalmente atentatorio contra los derechos humanos, no es definitivamente un discurso humanista, es un discurso de venganza muy bien recibido por la mayor parte de los salvadoreños que están desesperados por medidas que les mejoren su vida y que sometan a los pandilleros. No es el primero que echa mano de estos discursos populistas. Ya varios de los presidentes anteriores, como Francisco Flores (1999-2004), quien fue el que se inventó la mano dura y a mediados de su administración, rodeado de soldados, se fotografió un día en una comunidad frente a un grafiti donde empezaron a buscar en casas y hacer redadas de jóvenes en esas comunidades acusándolos de ser pandilleros. Como era imposible montar un caso contra ellos entraban por una puerta en el juzgado y salían por la otra, pero le ganó mucha popularidad al presidente Flores en su momento por el famoso plan mano dura. Le sucedió el presidente Tony Saca (2004-2009), se inventó el plan super mano dura, que era básicamente lo mismo, un discurso populista, de puño férreo, de represión contra las pandillas, que fue muy aplaudido por los salvadoreños. Evidentemente no solucionó el problema, las pandillas han crecido, se han sofisticado y ahora juegan a la política, juegan con una carta muy poderosa que tienen en sus manos y esa carta se llama cadáver sobre las calles. Esa es su carta de negociación en la mesa en la que hacen política y eso es lo que hemos estado viendo estos últimos días.

¿A qué respondería desde su análisis que los primeros tres años se haya reducido la criminalidad?

El presidente Bukele desde que llegó al poder prácticamente empezó a negociar con los pandilleros, a espaldas de la población, mientras en público él hablaba de un plan de control territorial como responsable de la disminución de los homicidios. El fin de semana antepasado y los operativos consecuentes ordenados por el presidente te demuestran dos cosas. La primera es que las pandillas seguían teniendo esa llave en la mano, la llave de los homicidios que no se habían reducido por ninguna efectividad de un plan gubernamental, porque de la misma manera le pusieron 80 cuerpos en las calles en tres días. Y los operativos que ahora entran soldados y policías en esas comunidades a hacer redadas lo que te demuestran es que no habían entrado antes, que antes de estas redadas, durante los tres años anteriores, esas comunidades seguían controladas por los pandilleros. En otras palabras, la responsabilidad sobre la disminución de homicidios, cada vez se confirma más, reside en las negociaciones con las pandillas y por tanto la reciente ola de homicidios obedece consecuentemente a un fallo o una interrupción en esas conversaciones entre el Gobierno y las pandillas. Alguna concesión que no se dio o algún impase que se responda de esta manera están rotos o no definitivamente, pues no lo podemos saber aún, lo que sabemos es que ahorita están interrumpidos, lo sabemos por las consecuencias de esa interrupción.

Narra una situación parecida a la ocurrida en Ecuador durante el régimen de Rafael Correa (2007-2017), en el que también bajaron los niveles de criminalidad y había un control estatal de la información. El actual presidente Guillermo Lasso explicó, en medio de la escalada de violencia en las cárceles en noviembre pasado, que “entregaron deliberadamente territorio a bandas delictivas para que operaran de manera impune”, sin dar nombres. ¿Se han anunciado algunas otras medidas para fortalecer el control de la información que menciona hay en El Salvador?

El sábado pasado (2 de abril) la Asamblea Legislativa controlada por Bukele, que controla los tres poderes del Estado, aprobó enmiendas al Código Penal –a iniciativa del presidente– que castigan de diez a quince años de prisión a quienes escriban textos alusivos a pandillas, a su control territorial o que citen a pandilleros. Si abrís ahora mismo la portada de El Faro encontrarás que por primera vez en nuestra historia no hay portada, hay un mensaje de protesta, hoy protestamos (el 7 de abril), mañana volveremos a realizar periodismo, hoy protestamos por la censura que nos han impuesto. Hoy hablar sobre el control territorial de las pandillas le puede costar a un periodista quince años de cárcel. En este desmantelamiento de la democracia que emprendió el señor Bukele desde su llegada al poder hemos llegado ya a un punto que no vivíamos desde la guerra civil (1979-1992). Nuestra libertad de prensa no había sido violentada desde el fin de la guerra civil en 1992 hasta el sábado pasado. Esas enmiendas entraron en vigor el lunes mismo (4 de abril) que se publicaron en el Diario Oficial. Es decir, ahora mismo, todo lo que te conté hace un rato del control de las pandillas, ahora mismo, es considerado un delito.

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¿Cuáles pueden ser las consecuencias sociales de estos acuerdos de los políticos con las mafias delincuenciales?

Bukele es el presidente más popular de América Latina en este momento. No hay ningún otro presidente que cuente con un apoyo popular tan alto como él. No cabe duda de que a la población salvadoreña le ha caído muy bien el discurso antidemocrático y de mano dura del presidente Bukele. Las consecuencias son que esa popularidad le ha permitido al presidente desmantelar toda la institucionalidad democrática que construimos a partir de los acuerdos de paz de 1992.

¿Por qué cree que calan estos discursos populistas en las sociedades de nuestra región?

Esa es una discusión mucho más larga, pero te la trataré de contestar muy brevemente. Porque los políticos tradicionales no cumplieron con sus promesas, porque los políticos tradicionales se enriquecieron a costa de las magras condiciones de vida de la mayor parte de la población. Porque ni la derecha representada por Arena (partido de El Salvador) ni la izquierda revolucionaria representada por el FMLN (Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional), que ambos gobernaron desde el Ejecutivo, ninguna fue capaz de mejorar las condiciones de vida de la gente más desesperada. Viene un señor (Bukele) y apunta justamente a aquellos que traicionaron a la gente y les dice: “Yo los voy a liberar de ellos, ellos son los que te traicionaron” y la gente aplaude a rabiar porque se siente traicionada. Eso le ha permitido a Bukele cerrar todo espacio de información, hacerse con los tres poderes del Estado, controlar el Ejército, la Policía, la Fiscalía General de la República. Hoy en El Salvador no hay garantías constitucionales, no hay posibilidad de un debido proceso judicial. Bukele y su grupo lo controlan todo y la mayor parte de los salvadoreños sigue aplaudiendo porque este señor se está vengando de los que lo traicionaron, así explicó su popularidad.

La estrategia se repite. En estos tres primeros años de Bukele, ¿cuáles han sido los mecanismos de persecución a periodistas que son incómodos al poder en El Salvador?

Iré de lo más reciente a lo primero. Lo más reciente lo publicamos en enero de este año. Enviamos nuestros teléfonos a revisión a Citizen Lab de la Universidad de Toronto, que son los mayores expertos en el mundo, a Access Now (organización que vela por la protección de los derechos digitales) y Amnistía Internacional. De las 35 personas que somos parte de El Faro y que enviamos los teléfonos, 22 está confirmado que estamos infectados con Pegasus (software de espionaje de la empresa israelí NSO Group). Citizen Lab dijo que no había visto un caso similar de obsesión con intervenir los teléfonos. A uno de nuestros periodistas, durante año y medio, le intervinieron sus comunicaciones 49 veces, a otro se mantuvieron enganchados a su teléfono durante 269 días. No somos los únicos en El Salvador infectados con Pegasus, pero sí somos la organización más infectada. Todos los empleados de El Faro contamos hoy con medidas cautelares de la CIDH (Comisión Interamericana de Derechos Humanos) por lo que considera amenazas a nuestra integridad física, muchas de ellas originadas en los administradores del Estado. Nos han perseguido, nos han enviado drones a nuestras casas, se han metido a la casa de periodistas solo a robar su equipo de trabajo, nos han agredido, nos han negado acceso a la información. Bukele controla centros de troll que todos los días se encargan de amenazarnos. Hemos sufrido amenazas, incluso con coche bomba en el periódico. El mismo presidente nos ha acusado en cadena nacional de lavar dinero. Tenemos dos investigaciones penales en curso, más cuatro investigaciones del Ministerio de Hacienda que nos acusa de evadir impuestos en cuatro ejercicios fiscales. Podría seguir el resto de la noche, pero creo que ya di suficientes elementos.

Es una situación parecida de lo que ha ocurrido en Ecuador. ¿El populismo sigue una hoja de ruta con puntos específicos con los que se pueden trazar paralelismos entre la forma de gobernar en los países de la región?

Creo que hay rasgos en común y hay diferencias grandes. Visité la redacción de EL UNIVERSO, en Guayaquil, para expresar mi solidaridad poco después de que el presidente Correa había puesto una demanda que era prácticamente impagable. En ese sentido hay elementos en común, a los populistas les estorba la prensa independiente porque presentan una narrativa distinta a la que necesitan presentar para mantenerse en la ola de la popularidad. Este es un elemento en común, pero luego hay diferencias enormes. El presidente Correa, por ejemplo, y la mayor parte de los populistas de América Latina, incluyendo a (Andrés Manuel) López Obrador, en México, a (Nicolás) Maduro, en Venezuela, digamos que son todavía populistas de corte tradicional. Son políticos en muchos sentidos todavía generados en el siglo XX, que ejercieron el poder en el siglo XXI todavía con mucha herencia del XX. Bukele es un populista con aspiraciones a ser tirano, con inclinaciones a la tiranía que pertenece al siglo XXI, digamos que es el primer populista (de la generación) milenial que vemos en América Latina. Es un populista que conecta muy bien con las nuevas generaciones, que les habla en su idioma, que maneja las redes sociales como un maestro, que hizo toda su campaña para la Presidencia en redes sociales y aun así ganó, él solo, más votos que todos los partidos políticos. En este sentido es un político muy distinto, es un político de una nueva generación. ¿Qué otra característica tiene esa nueva generación a diferencia de los anteriores populistas de izquierda y de derecha que hemos sufrido en América Latina? Aquellos populistas de corte tradicional, todos necesitaban además anclar su discurso en vender una utopía de nación, un proyecto político en el que algunos creyeron mucho más que otros, a pesar de lo irrealizable que fue, pero hay que concederles que genuinamente creían en un proyecto político que iba a mejorar las condiciones de su país, algunos más que otros. Bukele no tiene una utopía, no tiene un proyecto de país, Bukele tiene un proyecto de acumulación de poder, esto también lo hace distinto. (I)