Ha estado marcada por tres eventos históricos mundiales: la Primera Guerra Mundial, La Gran Depresión y la Segunda Guerra Mundial. Estos acontecimientos moldearon las características de la generación grandiosa, aquellas personas nacidas entre 1901 y 1927.
Ellos nacieron después de la generación perdida (1883-1900) y antes de la silenciosa (1928-1945). La grandiosa creció durante la creación de la aspiradora (1901), el tractor (1902), el cine sonoro (1922) y el televisor (1926).
También estuvieron marcados por los altos niveles de desigualdad a nivel mundial como el desplome del mercado de valores lo que ocasionó una agitación económica y social. Y, por supuesto, por las guerras mundiales. Eran niños o adolescentes cuando ocurrió la primera guerra y desde Ecuador, a lo lejos, se enteraron de ese conflicto militar.
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Cuando ya estaban con una mayoría de edad supieron de la Segunda Guerra Mundial y sin duda leyeron o escucharon en la radio sobre el asesinato masivo de judíos europeos.
Censo en Ecuador: crecen los hogares con un integrante y bajan los de familias numerosas
En Ecuador hay 13.262 personas que pertenecen a esa generación, es decir, que tienen más de 96 años. Son el 0,07 % de 16′938.986 de la población en general. 4.798 son hombres, que ahora han de ser bisabuelos o tatarabuelos y 8.464 mujeres, que también han de tener tataranietos.
Guayas es la provincia con más personas de la generación grandiosa con 2.849; seguido de Pichincha con 2.595; Manabí con 1.309 y Azuay con 1.012. En donde menos existen es en Galápagos con nueve personas; Napo con 29 y Orellana con 43.
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A continuación el detalle de las provincias:
Costa | Sierra | Amazonía | Insular |
---|---|---|---|
Guayas (2.849) | Pichincha (2.595) | Morona Santiago (125) | Galápagos (9) |
Manabí (1.309) | Azuay (1.012) | Zamora Chinchipe (93) | |
Los Ríos (578) | Loja (719) | Sucumbíos (75) | |
El Oro (563) | Tungurahua (492) | Pastaza (57) | |
Esmeraldas (362) | Imbabura (442) | Orellana (43) | |
Santo Domingo de los Tsáchilas (281) | Chimborazo (431) | Napo (29) | |
Santa Elena (195) | Cotopaxi (340) | ||
Cañar (325) | |||
Bolívar (214) | |||
Carchi (125) |
Jonathan Guillemot, profesor en gerontología y vicedecano de medicina de la Universidad San Francisco de Quito, menciona que esta generación es posiblemente la última en vivir el sistema de protección social tal como fue diseñado en el posterior siglo.
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“El cambio demográfico empuja a nuestra sociedad (y a todas las demás) a repensar la estructura de protección social. Con un nuevo balance demográfico, con menos adultos jóvenes y más personas mayores, el modelo está ahora enfrentándose a sus límites”, dice el experto.
Diana Ramírez, fisioterapeuta para Adultos Mayores y directora de Geronto, concuerda en que hace falta una estructura para protegerlos. “Hacen falta verdaderas políticas de salud y derechos sociales que aseguren el bienestar integral para nuestros mayores”, apunta Ramírez.
Estas políticas enfocadas en un envejecimiento saludable, dice Daniela Navia, médica especialista en Geriatría. “Desde el punto de vista económico, como la mayoría son jubilados y su actividad económica no es igual que antes, no son considerados para que puedan ser parte de una empresa o una microempresa. Pero es necesario que las leyes laborales permitan que las empresas tengan plazas de trabajo de medio tiempo o contrato por horas para adultos mayores independientes y autovalentes como un plan de retiro o un plan de jubilación, para que de esta manera puedan tener un envejecimiento saludable. Ellos tienen siempre mucho que enseñarnos y mucho que aportar”, resalta Navia.
Sobrevivientes a la pandemia, pero afectados
Guillemot indica que la pandemia COVID-19 acentuó varios fenómenos sociales y médicos preexistentes: el aislamiento social y la accesibilidad al sistema de salud.
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“El aislamiento social se transforma en muchos casos en sentimientos de soledad asociados a depresión, ideación suicida, sentimiento de desvínculo con la sociedad, entre otros, los cuales fueron vividos de forma más fuerte por las personas adultas mayores. La pandemia aceleró un tipo de efecto dominó que resultó en incrementos significativos en la epidemiología de enfermedades de tipo cognitivos como son las demencias”, dice.
Y agrega que muchas personas no acudieron temprano al sistema de salud lo que provocó diagnósticos no prontos de enfermedades. “Las personas mayores fueron doblemente víctimas de la pandemia, fueron el grupo etario más vulnerable fisiológicamente frente a la infección del SARS-CoV-2 y golpeadas por las medidas de prevención de transmisión de la enfermedad”, apunta.
Cuidados
Por ser una población vulnerable, los adultos mayores deben recibir un cuidado adecuado en sus hogares, señala Navia. Estos son:
- Aseo personal.
- Contar con una alimentación saludable.
- Realizar actividad física (preferible guiada por un profesional).
- Optimizar las capacidades cognitivas mediante ejercicios como crucigramas, rompecabezas, sudokus, pintar, jugar cartas.
- Mantener un ambiente de paz y tranquilidad.
- Reducir los riesgos de caídas dentro y fuera de casa.
- Nunca dejar de tomar los medicamentos recetados por sus médicos o médico de cabecera.
“Eso incluye también las necesidades tal vez hasta más importantes de socializar. Todos los seres humanos necesitan vincularse, conectarse y unirse con los demás, de la misma forma que respiramos. Allí, debo insistir en que la necesidad de socializar no es específica a las personas mayores, pero una que se aplica a todos los seres humanos. El aislamiento social es un mal progresivo lo cual empieza bien antes de la vejez”, indica Guillemot.
Ramírez aconseja que esta generación acuda al menos una vez al año a una cita médica: “Aun cuando el adulto mayor goce de buena salud es importante no saltarse los chequeos preventivos y con mucha más razón si ya cursa enfermedades crónicas, para un buen control de las mismas”.
¿En el futuro descenderá o aumentará esta generación?
Según Ramírez, debido a los avances médicos y la mayor conciencia preventiva en los adultos, la esperanza de vida continúa aumentando y se espera que las personas vivan más años. “El desafío es llegar a esas edades con verdadera calidad de vida”, resalta.
Navia hace referencia a los datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que menciona que para el 2050 la población mundial de personas de 60 años o más se habrá duplicado.
“Se prevé que el número de personas de 80 años o más se triplique entre 2020 y 2050, hasta alcanzar los 426 millones. Todo esto sucede gracias a los avances en la medicina, a nuevos tratamientos, descubrimientos para la cura de enfermedades y hacer actividad física sin importar la edad”, sostiene Navia. (I)