Un sicariato que sucedió, la semana pasada, en el barrio Garay, centro-sur de Guayaquil, dejó como víctima colateral a una perrita mestiza llamada Princesa. La mascota fue herida con un impacto de bala, pero no dio señales de estar herida.
La perrita buscó un rincón y permaneció quieta hasta que a la mañana siguiente sus dueños notaron que se desangraba. Una vecina, que fue entrevistada por Ecuavisa, llevó al animal a las instalaciones de la Dirección de Bienestar Animal del Municipio de Guayaquil.
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“Los dueños estuvieron preocupados por la persona que balearon (un familiar) y no se dieron cuenta de la perrita. Ella falleció en la veterinaria”, cuenta la mujer que trató de ayudar a Princesa.
Sin embargo, los veterinarios no pudieron salvarla porque el proyectil perforó sus pulmones. No es la primera vez que las mascotas son víctimas colaterales de la criminalidad en Guayaquil. (I)