En la notaría cuarta de Guayaquil, el 21 de julio de 1969, un día después de que Neil Armstrong pisara la luna, fue presentada una escritura en la que se asentaba un supuesto “descubrimiento” en las selvas orientales del Ecuador, específicamente en Morona Santiago.

El documento fue firmado por el húngaro-argentino Juan Moricz, un apasionado por la antropología y lenguas antiguas.

En la escritura el extranjero afirmaba haber encontrado, de forma fortuita, una biblioteca de metal que contenía la relación cronológica de la historia de la humanidad; el origen del hombre en la Tierra, y los conocimientos científicos de una civilización extinta.

Publicidad

Todo había sido hallado dentro de la enigmática Cueva de los Tayos, un conjunto de enormes cavidades rocosas y túneles donde era extremadamente difícil llegar en aquella época. Moricz aseguraba que estas formaciones habían sido construidas por civilizaciones antiguas.

En su descripción original, se mencionan 12 cuartos dentro de las cuevas, donde la biblioteca metálica ocuparía solo uno.

En los otros se podía encontrar una biblioteca de cristal, una serie de figuras antropomórficas y un ataúd de vidrio con un esqueleto cubierto en oro. Hay quienes dicen que esta descripción coincide con las que se dan en textos griegos al descubrir las bóvedas de los tesoros de la Atlántida.

Publicidad

Alrededor de la Cueva de los Tayos hay teorías míticas que numerosas expediciones científicas han querido demostrar o descartar. Foto: Cortesía

Aunque la cueva ya era conocida por el pueblo shuar, su descubrimiento se lo ligó, de forma legal, a Moricz y, a su vez, causó gran asombro y curiosidad local e internacionalmente. Desde allí empezaron a realizarse varias expediciones para tratar de confirmar lo visto por Moricz.

La aparición de esta cueva en el libro El oro de los dioses, del polémico escritor Erich von Däniken, cuya principal temática era el contacto extraterrestre con culturas antiguas, causó tal furor que Gran Bretaña financió una gran expedición al lugar en 1976. En este viaje hacia la selva ecuatoriana también se unió Armstrong.

Publicidad

Libro revela aventuras en la Cueva de los Tayos

La presencia del primer hombre en la luna solo levantó más suspicacias, ya que en esa época se hablaba de que la Cueva de los Tayos era la entrada a un sistema de ciudades intraterrestres o que el lugar emitía una señal electromagnética hacia el espacio. Sin embargo, la expedición británico-ecuatoriana no encontró la “biblioteca metálica”.

“En realidad, Armstrong fue el presidente honorario de la expedición científica, y su popularidad en esta época ayudaba a darle credibilidad a la expedición. Lo que mucha gente no sabe, y puede haber sido la semilla de todas estas ideas, es que la segunda parte de la expedición Moricz en 1969 se llamaba Táltosok Barlangja. Esto en magiar antiguo se traduce como Cueva de los Taltos. Los Taltos son los ´seres superiores´”, dice Galo Semblantes, director del documental La leyenda de Tayos, que estará en las salas de cine en septiembre próximo.

El audiovisual recoge los testimonios de las personas que participaron en el descubrimiento de la misteriosa cueva y en las expediciones realizadas en los años 60, 70 y 80.

“A pesar de que estuvieron allí nunca se les dio voz en los especiales que hubo. Es gente mayor y a la que me parecía urgente preguntarles qué tenían que decir”, indica Semblantes.

Publicidad

En septiembre próximo se tiene previsto estrenar el documental "La leyenda de Tayos". Foto: Cortesía

Para la producción del documental se realizó un trabajo previo de investigación que empezó recolectando todo lo que se había escrito sobre la cueva. Luego recogieron los testimonios de los participantes de las expediciones para ir reconstruyendo todo lo que pasó hace más de 50 años. Esto duró cerca de doce meses y se recolectaron más de cien horas de material audiovisual.

Esto fue lo más importante porque tuvimos a bastante gente que tiene su propia mirada de lo que pasó, sus anécdotas que, aunque todas no aparecen, enriquecen la película”, dice Nicole Herrera, asistente de producción del documental.

Sin embargo, hubo varias complicaciones al recolectar los datos, afirma Semblantes. Varios registros históricos que trataban sobre el sitio y que reposaban en archivos nacionales fueron afectados por incendios o por la desorganización de las instituciones que los cuidaban.

“Es una experiencia muy fuerte”

El equipo de Semblantes fue a la Cueva de los Tayos para obtener las imágenes del sitio. De hecho, acamparon dentro de la caverna: “Estar allí y ver esa cueva gigantesca y sentirte tan diminuto es una experiencia muy fuerte y ahora entiendo por qué se ha escrito mucho sobre ella. Es un lugar muy extraño, abstracto en su forma que se presta para muchas interpretaciones”.

Paisajes fantásticos en las Cuevas de los Tayos

El equipo de filmación superó el miedo que es descender en rapel casi 70 metros a la cueva. De hecho, el grupo se redujo al momento de bajar, ya que hubo personas que se arrepintieron y no descendieron.

Yo no tuve mucho tiempo para pensarlo, ya que me dijeron que esta película se cae si la gente se desanima, por lo que me lancé y estuve allí porque me tocaba”, dice Semblantes.

El equipo de filmación del documental acampó dentro de la mítica cueva. Foto: Cortesía

Cuenta que acampar fue una experiencia positiva. Hubo días de mucho silencio y paz, pero también días con ruido, en especial cuando los tayos (pájaro que habita en la caverna y por el cual la cueva toma su nombre) emprendían su vuelo. “No sientes pasar los días”.

Una segunda cueva y los intraterrestres

En las fuentes escritas, consultadas para el documental, se habla mucho sobre una segunda cueva donde estaría el tesoro señalado por Moricz.

El húngaro-argentino dio pocas entrevistas, pero cuando fue interpelado afirmaba que debajo de los Andes “se puede caminar por toda Sudamérica debajo de la tierra” y que existen túneles que conectan con el Cusco, Machu Picchu, y que incluso uno salía al mar. Además, indicaba que no contestaría a quienes desconfiaban de sus hallazgos.

“Cada mito, cada leyenda viene de un toque de realidad. Ya sea una segunda cueva o un espacio más allá que no ha sido explorado son teorías interesantes. No creo en intraterrestres, pero sí creo en lugares que tienen mucha energía y esta cueva la tiene”, dice Herrera.

Indica que hablar de los temas míticos que rodean a la cueva les resultó difícil porque no encontraban una manera de graficarlos en el documental y por eso decidieron centrarse en los exploradores.

Colección Crespi también es parte de la controversia

La llamada “Colección Crespi”, que fue reunida por el religioso salesiano de origen italiano Carlo Crespi, también es parte de la historia mítica de la cueva. Durante años, Crespi mostró algunas piezas arqueológicas asegurando que les fueron entregadas por miembros de la tribu shuar.

Aunque varios historiadores e investigadores han afirmado que la supuesta relación de dichas piezas con la Cueva de los Tayos se origina en datos erróneos publicados en el libro El oro de los dioses. Al momento no habría pruebas concluyentes sobre la procedencia de estas piezas.

Para realizar el documental, el equipo de filmación realizó varias expediciones a la cueva. Foto: Cortesía

Según Semblantes y Herrera, en el documental La leyenda de Tayos se mostraron datos nuevos e interesantes que aportarán más en el debate que rodea a este mítico lugar. El largometraje de 86 minutos se filmó en Ecuador (Quito, Guayaquil, Cuenca, Macas, Coangos), Argentina y Estados Unidos.

Este proyecto tuvo un presupuesto de alrededor de $ 150.000. En el rodaje y posproducción del documental participaron estudiantes de la Universidad de Las Américas y cuatro graduados de la carrera de Multimedia y Producción Audiovisual. (I)