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En un post de Instagram, Nino Touma presentó a su pareja Edward: ¿Por qué hacer pública la orientación sexual gana espacio en la actualidad?

Activistas afirman que es una decisión personal que da visibilidad a esta realidad, más si es un personaje mediático o influencer.

El diseñador Nino Touma publicó fotos con su pareja Edward a inicios de este año. Foto: TOMADA DE INSTAGRAM

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El diseñador Nino Touma cuenta que a sus 40 años está en un momento de calma en su vida. La armonía que dice vivir lo motivó a hacer pública su relación con Edward. “Conocer a mi pareja y estar juntos ha sido una decisión sana, saludable para mí. Tengo una relación en paz, sin tener que dar respuestas a nadie, porque sí fastidia un poco la pregunta de quién es esa persona, ya no quería que me sucediera esto, como me había pasado en mi relación anterior”, manifiesta.

La presentación de su pareja, en un post del 2 de enero en su perfil de Instagram, fue parte de una decisión para salir públicamente del clóset porque afirma que personalmente nunca estuvo oculto. “Simplemente no afrontaba el tema más directamente. Socialmente y en mi vida nunca estuve en un clóset. Lo hice públicamente como Nino Touma, el personaje, el diseñador, el que se debe a un grupo de clientes, de seguidores, de gente que lo quiere, lo que hice fue compartir lo que yo soy y dejar de estigmatizarlo como un secreto a voces”.

Sus familiares y allegados también se enteraron o hubo una confirmación de su parte con la publicación. “Se rompió el mito del silencio a voces”, repite. “Cuatro días antes de decidir publicar, mi mamá me envió un mensaje de texto diciendo que ella conocía mi condición, lo que era y que me apoyaría siempre en todo”.

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A este mensaje lo catalogó como “el más cruel de la vida”. En el post recalca que “nunca ha vivido escondido” y que lo de su orientación sexual siempre lo manejó con cautela hasta esperar que su progenitora se lo preguntara por sus propios medios, “pero no fue así”, relata.

Durante casi toda su vida no vio necesario anunciarlo, más bien cuenta que lo hizo desde el punto de vista personal y de transparencia. “No lo hice como bandera LGBTI+ (lesbianas, gais, bisexuales, trans, intersexuales) ni progay. Lo hice por muchos hombres como yo porque tengo mi preferencia sexual, pero no me dejan de gustar los pantalones, los ternos, los zapatos de vestir. Mi tendencia es 100 % masculina, quise llegar a la gente como yo”, recalca.

Quiere que su post en sí hable en contra de los estereotipos que también afectan a los miembros del grupo LGBTI. “Fue llegar al padre o a la madre de cualquier chico que por tener actitudes amaneradas, y obviamente en vez de buscar un apoyo, siempre va a ser ridiculizado como el mariconcito de la familia. Mi mensaje fue hey, qué haces allí, entrégate a la felicidad”, dice Nino.

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Su idea fue romper el paradigma mental del gay musculoso, perfecto, tatuado, sin la apertura de que una persona normal como un ingeniero, un doctor, un mecánico pueda también tener esa orientación sexual.

La situación de Nino es una de las circunstancias que se presentan en torno al dilema de hacer pública una orientación sexual LGBTI.

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Las reacciones son diversas. Hay quienes se hacen de la vista gorda sin preguntar, dicen aceptar la orientación sexual del amigo o familiar sin realmente asumirlo, perciben dolor al escuchar la noticia o lo asimilan como una fatalidad.

Víctor Hugo Carreño, director editorial de Edición Cientonce, un medio digital enfocado en los derechos LGBTI y fundado en noviembre pasado, asegura que hacer pública una relación del mismo sexo no es fácil en medio de un patrón cultural machista y homofóbico. “Es una decisión de pareja. No es obligatorio. Por supuesto, esto ayuda a la visibilidad. Hay personas que usan el término de normalización, con lo que no estoy de acuerdo porque sería como normalizar algo que no está bien”.

Es mostrar una realidad, agrega Carreño, que ayuda a los miembros adolescentes del grupo LGBTI a ver que existen estas relaciones y que no están solos.

Sin embargo, sí es más factible en el contexto actual sobrellevar las consecuencias. “Este año se van a cumplir 25 años de la despenalización de la homosexualidad, un tiempo muy corto si tomamos en cuenta toda la era democrática del país”, asegura Carreño.

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Ha sido un tiempo en el que se han dado avances en la construcción de normativas y conquistas que ayudan a garantizar los derechos LGBTI y evitar en algo la discriminación. “Pero tampoco es que hay una situación perfecta”, recalca.

Una muestra son las reacciones que hay cuando un personaje conocido hace pública su orientación, como qué desperdicio o cuestionar la publicación diciendo que ya se sabía. “Son comentarios homofóbicos porque se escuchan de manera peyorativa”.

Derribar prejuicios es uno de los objetivos implícitos de estos mensajes públicos, añade. “Pero todo dependerá de que esta persona quiera salir del clóset y cómo lo quiera asumir”.

Quienes lo hacen es como una forma de romper con los paradigmas obligatorios impartidos desde la cuna. “Nos criaron en este molde y marco de ser heterosexual, tenemos que hacerlo, pero al final cada persona tendrá su proceso. Quizás unos no lo hagan público por esos patrones y el temor a ser aún más discriminados”, enfatiza Carreño.

El hecho de que alguien salga del clóset para los que somos activistas es motivo de alegría, dice Danilo Manzano, director de Fundación Diálogo Diverso . “Hay heterosexuales que ven como una novelería y algo banal el hecho de que una persona decida no solamente hacer pública su orientación sexual, identidad o expresión de género, sino también contar cosas mucho más íntimas como con quién un ser humano comparte su vida”.

Hay una homofobia internalizada, definida como una situación en la que los propios miembros LGBTI asumen como verdad las percepciones negativas que hay en la sociedad hacia la comunidad de la que serían parte.

De ahí las reacciones críticas por publicar algo que para ellos u otros era aparentemente obvio. “No por el hecho de ser homosexuales estamos ya sensibilizados en lo que implica el respeto. Este tipo de respuestas por parte de otras personas que incluso siendo parte de la comunidad LGBTI, en lugar de apoyar, más bien ponen el dedo sobre la decisión va de la mano en este tema de homofobia internalizada”, asegura Manzano.

Sin embargo, agrega Manzano, en Ecuador todavía “hay un miedo a la diferencia, incluso a veces de una manera hipócrita porque terminan todos siendo parte”.

El derecho al afecto es algo que ha sido relegado a los LGBTI, considera Manzano. “Nuestro amor no nació para estar escondido en un clóset. ¿Por qué la gente cree que la relación de pareja entre dos personas del mismo género tiene que ser natural siempre y cuando se dé en la oscuridad o en la clandestinidad? La sociedad tiene que acostumbrarse a que el ser humano que ama y que siente pueda tener la libertad no solo de expresarse, sino también de visibilizarse. El caminar cogidos de la mano de la persona que uno ama es algo que no debe distinguir orientación sexual en el marco del respeto”. (I)

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