Desde finales del 2024 se han detectado anomalías en el volcán Guagua Pichincha, que se encuentra ubicado a 12 kilómetros al oeste de Quito.
Las anomalías están relacionadas con el aumento de la sismicidad aunque de pequeña magnitud, a excepción de uno que se presentó hace dos semanas, explicó Alexandra Alvarado, directora (s) del Instituto Geofísico de la Escuela Politécnica Nacional (EPN) y profesora de esa universidad, entidad que monitorea el estado de los volcanes.
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Otras tienen relación con que en el fondo del cráter se ha detectado una deformación que es progresiva.
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En análisis hechos al contenido de gases, agregó, se miden tipos y se ha detectado la presencia de uno que no había anteriormente.
La altura de las columnas de vapor ha aumentado y se han detectado ciertos puntos de calor asociados a incrementos de temperatura en el fondo del cráter.
Mencionó que no es una situación normal porque antes de fin de año del 2024 había unos cinco sismos diarios que han pasado a unos 60 o más.
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Agregó que el comportamiento es distinto y representa en el estado del volcán -mientras esas condiciones se mantengan o no haya una aceleración- una característica propia de un volcán activo.
“Este volcán es muy lento, su magma, que saldría a la superficie, es muy espeso y para poder salir necesita mucho tiempo, con lo que tenemos actualmente no reúne las condiciones para decir que en los próximos días o semanas o meses vamos a tener una erupción, son patrones que se registran probablemente previo a un proceso eruptivo, pero va a ser en años o más”, dijo.
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El Guagua Pichincha está activo. Consiste en un domo denominado cristal, está formado en su mayoría por rocas de composición dacítica o volcánica. Varias de las erupciones de los últimos diez mil años fueron muy explosivas y provocaron caídas de ceniza, flujos piroclásticos, así como a domos de lava que posteriormente colapsaron, explicó el Geofísico.
Durante la época prehistórica, las erupciones de mayor magnitud fueron las ocurridas hace 3.700 y hace 1.000 años. La erupción histórica del año 1660 fue también muy importante, aunque de menor magnitud que las precedentes. En todos los eventos hubo caídas de ceniza importantes en la ciudad de Quito, así como flujos piroclásticos, colapsos de domos y generación de lahares secundarios en varios sectores del volcán.
Un volcán activo, indicó la experta, es aquel que muestra durante todo su periodo de tiempo anomalías y porque hubo una erupción en octubre de 1999.
El coloso es monitoreado continuamente lo que permite hacer un seguimiento.
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Con las anomalías detectadas, un equipo bajó al cráter para tomar muestras de gases de las zonas donde se ubican las fumarolas junto a la cara sur.
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Las muestras tomadas serán analizadas y sus resultados estarán en un mes aproximadamente, hasta tanto se pone mayor atención.
Alvarado recomendó a la población no descender hasta el fondo del cráter porque hay un incremento de temperatura lo que provocaría que el agua contenida entre los poros se caliente, haya vapor, genere explosiones freáticas que arrojarían piedras, arena, gases que podrían ser dañinos. (I)