A puertas de concluir el 2021, hay cuatro provincias que se mantienen rezagadas en el proceso de vacunación contra el COVID-19 y no superan el 60% de su población vacunada. Son los casos de Morona Santiago, que tiene la mitad de su población con el esquema completo de vacunación; le siguen Pastaza, que tiene el 59 %; y Los Ríos y Santa Elena, ambas con el 60 %, según las cifras oficiales publicadas hasta el martes pasado.

Estas provincias están muy por debajo de la cifra nacional. En esa misma fecha, en todo el país había 12,6 millones con el esquema completo de vacunación, esto es el 71 % de la población total.

De acuerdo con el epidemiólogo de la Universidad de Las Américas, David Larreátegui, el problema de la vacunación en esas cuatro provincias es la dispersión de la gente. “Mientras más mejoremos la cobertura vacunal en las provincias, tendremos menos impacto de ómicron que ya estamos sintiendo ahora con una gran afluencia de casos”, sostiene.

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A su criterio, la vacunación es responsabilidad no solo del Gobierno Nacional sino también de las autoridades locales. “Tiene mucho que ver la gobernabilidad de cada provincia. En general es un efecto del manejo de cada uno de los gobiernos provinciales y cómo llegan a sus ciudadanos para incentivar la vacunación”, opina.

Por otro lado, están las provincias que han avanzado a ritmo acelerado. Este es el caso de Galápagos, que tiene al 84 % de su población vacunada con el esquema completo; Carchi, con 83 %; y Pichincha, con el 82%.

Carchi es, además, la provincia con el mayor porcentaje de población que ha accedido a la primera dosis, por lo que en las próximas semanas lideraría la lista del país como la provincia mejor vacunada.

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Para el investigador del Instituto de Microbiología de la Universidad San Francisco de Quito Paúl Cárdenas esto se debe a que Carchi, al ser una provincia fronteriza, ha tenido éxito en sus campañas de inmunización. Explica: “Probablemente es un efecto de la preocupación de las personas de esta provincia en relación a las fronteras, ya que por ahí entran muchas de las variantes de preocupación e interés”.

Hasta el martes pasado, en todo el país había un poco más de 1 millón de personas con el refuerzo de la vacuna, es decir, apenas el 5 % de la población. Cárdenas precisó que el refuerzo es necesario para combatir la expansión de la variante ómicron, que llegó al país a inicios de este mes.

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El primer caso correspondió a una persona que llegó a Ecuador el 10 diciembre pasado proveniente de Sudáfrica, donde apareció esa variante. Desde entonces, los casos confirmados de COVID-19 empezaron a elevarse.

Cárdenas señala que “lo que se tiene que hacer es mejorar con campañas las tasas de vacunación en las zonas rurales, porque ya se está haciendo la vacunación de la tercera dosis en la mayoría de provincias del país, pero en algunas todavía no llega a cubrirse el 50 % de la segunda dosis y eso es preocupante”.

Con esto coincide Larreátigui, que argumenta que es necesario aplicarse el refuerzo de la vacuna, porque “por lo general al sexto mes empieza a caer la eficacia con los anticuerpos formados por el estímulo de la vacuna”.

Además, agregó, que “frente a la aparición de variantes nuevas que pueden generar contagios masivos, como ahora ómicron, está demostrando que en la gente vacunada ha disminuido mucho el impacto hospitalario”. (I)

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