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18 cantones empezaron el año con menos del 50 % de su población vacunada contra COVID-19, en Ecuador

En la lista están Alfredo Baquerizo Moreno, en Guayas, y San Miguel de Los Bancos, en Pichincha. El retraso más agudo se encuentra en Morona Santiago.

SAN MIGUEL DE LOS BANCOS, Pichincha (03-01-2022).- Personal del Ministerio de Salud Pública se organiza para vacunar contra el COVID-19, en San Miguel de los Bancos. Alfredo Cárdenas. Foto: El Universo

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A Marjorie Plúa le preocupa que la pandemia se lleve a más personas de su comunidad. Ella dirige una pequeña agencia de turismo en Mindo, al noroccidente de Quito, y casi todos los días viaja aproximadamente 30 minutos hasta San Miguel de los Bancos para ayudar voluntariamente en la vacunación contra el COVID-19. “Es el cariño a la comunidad, para que todos estemos vacunados, para que no tengamos muertes”, expresa.

San Miguel de los Bancos tiene el 46 % de su población con el esquema completo de vacunación y es uno de los 18 cantones del país que tienen menos de la mitad de sus habitantes inoculados, de acuerdo con un análisis realizado por EL UNIVERSO con base en las cifras oficiales del Ministerio de Salud Pública (MSP) con corte al 2 de enero pasado.

En esa lista también está un cantón de Guayas, Alfredo Baquerizo Moreno, con el 42 %.

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Los cantones más críticos son Taisha (13 %) y Tiwintza (23 %), ambos en Morona Santiago. Les siguen Montecristi (33 %), en Manabí; Guamote (33 %), en Chimborazo; Putumayo (35 %), en Sucumbíos; Logroño (36 %), también en Morona Santiago; y Palenque (37 %), en Los Ríos.

Para calcular estos porcentajes se usaron la proyección poblacional para el 2021 que el MSP realizó dentro del Plan de Vacunación y los datos oficiales de dosis aplicadas publicados en el Vacunómetro.

Este Diario solicitó una entrevista con las autoridades del MSP para tratar este tema, pero hasta el cierre de este reportaje no hubo respuesta.

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Los cantones menos inoculados

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Morona Santiago es la provincia más rezagada en la vacunación. Una funcionaria de la coordinación distrital de Salud de Taisha comentó que el lento proceso de vacunación se debe a la dispersión geográfica de la población en esos cantones, en su mayoría perteneciente a pueblos y nacionalidades indígenas. Otras dificultades, añadió, son el idioma y el difícil acceso a las poblaciones.

Morona Santiago es la más rezagada en la vacunación contra el COVID-19, con solo el 39 % de su población inoculada

Delis Santos, encargada de la vacunación en Taisha, contó que, aunque la comunidad siempre está presta a recibir atención médica, se mantiene escéptica ante la vacunación. “Sobre todo, tenemos problemas con la comunidad achuar. Dentro de la cabecera cantonal, hemos tenido casos en los que señoras se han querido vacunar, pero el esposo no autorizó”, afirmó.

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Por esa razón, los médicos se organizaron y financiaron ferias de vacunación en las que se regalaban presentes a las personas que accedían a recibir las dosis, aprovechando las festividades de Navidad y Año Nuevo.

El problema de las poblaciones con poca vacunación

La existencia de comunidades con baja inoculación contra COVID-19 no es un problema solo para sus miembros, sino para todos, sostiene la infectóloga Carola Cedillo. Explica que esas poblaciones pueden enfermar de forma más grave y necesitar mayor cantidad de unidades de cuidados intensivos (UCI) y hospitalizaciones, y al no tener los suficientes recursos tendrían que ser derivados a hospitales de otras localidades.

Además, está el riesgo de la aparición de nuevas variantes. “Mientras más tiempo tiene el virus para circular en personas no vacunadas, hay la posibilidad de que existan más variantes”, precisa Cedillo.

Ella afirma que no está claro qué porcentaje de vacunación debería alcanzar una población para alcanzar la inmunidad de rebaño. “Cada vez hay menos apreciaciones con respecto a cuánto sería un número óptimo pensando en la posibilidad de transmisión tan grande que existe con las variantes y, sobre todo, ómicron”, señala.

Cedillo recomienda tres estrategias para reforzar la protección de la población a través de la vacunación. La primera es ampliar la posibilidad de vacunación en grupos etarios menores a 5 años, “debido a que, cuando empiezan a circular estas variantes más transmisibles, la etapa pediátrica empieza a tener mayor cantidad de hospitalizaciones”.

Además destaca que sería importante que las personas puedan recibir el refuerzo en menor tiempo. “Se espera radicalmente al sexto mes para aplicar el refuerzo, cuando en otros países se ha visto que se puede acortar esta espera, al menos si hay disponibilidad de vacunas, como es el caso de Ecuador”, detalla.

La última estrategia que plantea es “reforzar la educación sobre vacunas en las provincias en las que falta cobertura debido a la poca o mala información”. Añade que, cuando hay efectos adversos asociados a la vacunación que no se esclarecen, “la población genera rechazo y falta de adherencia, y si no llegamos con la información adecuada, no podemos llegar a esta vacunación importante y necesaria en la mayor cantidad de población posible”.

La movilidad afecta a las estadísticas

San Miguel de los Bancos se encuentra a dos horas de viaje desde el centro de Quito. Y aunque la capital ya alcanzó el 83 % de su población inoculada, ese cantón aledaño tiene mucho rezago en la vacunación.

Para el epidemiólogo Alberto Narváez, de la Universidad Central del Ecuador, una posible razón para que San Miguel de los Bancos tenga un bajo porcentaje de vacunación es la movilidad de sus habitantes a ciudades más grandes en busca de vacunas.

“Al principio (de la vacunación) vino mucha gente de otras provincias a Quito, que era el lugar donde se estaba vacunando, porque el MSP decidió comenzar a vacunar por los cantones de más alta transmisión y de más muertos, y después se fue barriendo a los cantones más pequeños”, explicó Narváez.

SAN MIGUEL DE LOS BANCOS, Pichincha (03-01-2022).- Mayra Venegas, licenciada en Enfermería, vacuna a Franklin Flores, de 50 años, contra COVID-19. Alfredo Cárdenas. Foto: El Universo

Al contrario de estos cantones con porcentajes bajos de vacunación, según las estadísticas del MSP, se han encontrado doce que sobrepasan el 100 % de su población vacunada. Entre ellos destacan Aguarico (158 %), en Orellana; Jaramijó (142 %), en Manabí; y Samborondón (123 %), en Guayas.

De acuerdo con Narváez, el problema podría estar en la proyección poblacional usada por el MSP, que se basa en cálculos estadísticos a partir del censo realizado en 2010.

Por eso, añade el especialista, se necesitan estudios más actualizados. Afirma: “La única forma de saber la realidad es hacer estudios de monitoreo de cobertura de vacunación, que son encuestas rápidas a algunas casas, y con eso se estima el número probable de no vacunados; y donde se encuentran no vacunados, se interviene”. (I)

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