Quevedo, Los Ríos

María del Carmen Suárez Rosado no encuentra consuelo por la muerte de su hija Lisseth Carolina Suárez, de 23 años.

Entre lágrimas y en los exteriores de la morgue de Quevedo, la mujer esperaba a que le entregaran el cadáver de su hija Lisseth y pedía a la Policía que investigue las causas de la muerte de ella, quien salió la tarde del jueves 25 de noviembre a trabajar al recinto La Cadena, perteneciente al cantón Valencia, de Los Ríos, y desde ese entonces desapareció.

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La joven fue hallada la madrugada de este viernes 26 por su madre en el hospital Sagrado Corazón de Jesús de Quevedo, con un disparo a la altura de la cabeza.

Aunque la progenitora alcanzó a ver a su hija con vida, pocos minutos después falleció, sin dar a conocer quien le disparó.

“No sé quién le disparó, no me lo pudo decir. Ella era trabajadora sexual, y cuando salió de la casa iba a cumplir con un contrato. No llego a comprender por qué la gente es tan malvada, por qué le quitaron la vida, si ella no era una mala mujer”, dijo entre lágrimas la señora.

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Además, María del Carmen indicó que a partir de la pandemia su hija había dejado de trabajar en ese oficio de forma permanente, y que ahora solo lo hacía cuando la llamaban.

También detalló que en el hospital donde fue ingresada su hija le informaron que un sujeto desconocido la dejó en la casa de salud sin identificarse y que luego desapareció.

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Ahora, ella busca más información para conocer quién o quiénes fueron los causantes de su asesinato, aunque también se presume que la víctima se habría suicidado.

Sobre ello, la madre no lo cree, porque argumenta que su hija le tenía miedo a las armas de fuego y que jamás jugaba con la muerte, ya que se desvivía por darle una mejor vida a su hija de 8 años.

“Otros dicen que por robarle le quitaron la vida, porque no aparecen sus documentos personales y tampoco su celular, pero no lo creo; y peor aún que se haya suicidado. A mi hija la asesinaron, por eso pido que se investigue su muerte”, exclamó.

La niña de 8 años, hija de la víctima, padece de una discapacidad de tipo neurológica, y ahora es la preocupación de su abuela, ya que Lisseth era quien proveía el dinero para el tratamiento médico de la infante y los gastos del hogar.

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El velorio de Lisseth se realiza en la vivienda de su madre, ubicada en el sector El Desquite Uno de la parroquia Viva Alfaro, de Quevedo.(I)