A pesar de que en los últimos años se ha incrementado la cantidad de transacciones en línea, ya sea por medio de transferencias bancarias o uso de tarjetas de crédito, los ecuatorianos aún tienen recelo de comprar en el entorno digital.

Según una encuesta realizada por Paysafe, el 73 % de los ecuatorianos se siente más cómodo utilizando un método de pago que no lo obligue a compartir sus datos financieros con los comerciantes cuando compra en internet.

El principal miedo de los usuarios es que alguno de sus datos se filtre y sus tarjetas o cuentas sean usadas para fraudes electrónicos bancarios.

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Sin embargo, “el problema no es confiar los datos a un establecimiento que se presume legítimo, sino el hecho de que luego esa información puede ser usada de manera irresponsable”, explicó Diego Beltrán, un abogado especialista en ciberseguridad, en una entrevista en el programa El Mono López, transmitido por Radio City (89.3FM en Guayaquil).

Quienes usan la información de los usuarios para transacciones no autorizadas, elaboró Beltrán, son grupos organizados criminales que utilizan esa data para incurrir en fraude bancario, sustracción de valores importantes y movimiento de valores que afectan al patrimonio de los usuarios.

“Cuando proporcionamos los datos en una transacción tan simple como una llamada a una pizzería, se nos piden los datos de una tarjeta de crédito y estamos confiando en que del otro lado existen medidas de seguridad”, afirmó el abogado. Pero aún así, se puede ser víctima de un fraude. En este caso, por el dependiente del establecimiento o por un hacker que decida sustraer los datos del sistema.

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Estos datos luego son vendidos en la dark web, la parte oscura del internet, donde se realizan actividades ilegales. De acuerdo con Beltrán, cada número de tarjeta de crédito puede ser vendido en cuatro o cinco centavos, y los que compran estos números llegan a sustraer hasta miles de dólares de los usuarios.

Ecuador es el cuarto país de Latinoamérica con más ciberataques, según la encuesta de Paysafe. Y la razón puede ser la falta de educación digital de los usuarios ecuatorianos que los vuelve más vulnerables a los ataques.

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Estos no tienen por qué ser elaborados, explicó el especialista en ciberseguridad, basta con un correo electrónico malicioso que contenga un link de descarga y que realmente sea un virus. Este virus puede actuar como espía y robar la información de los datos de los usuarios cuando la introduzcan al hacer una transacción.

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“El tiempo entre que se produce un ataque y el usuario se da cuenta es de promedio seis meses”, reveló Beltrán.

Pero las entidades bancarias tienen formas de rastrear el dinero a través de las huellas digitales que dejan los criminales al robar el dinero con transacciones fraudulentas.

Si usted cree que ha sido víctima de un fraude bancario, contáctese con su banco. (I)

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