Contar con un integrante canino en el hogar significa alegría, compañía, apoyo emocional, pero más que nada un amor incondicional.

Independientemente de la edad, los perros siguen a las personas que considera su familia por toda la casa como si fuera su sombra. Se acuestan panza arriba esperando cariños y están más cerca que nunca cuando alguien se siente triste. A cambio se les brinda todo el amor y cuidado necesario al punto de no imaginar una vida sin ellos, pero ¿esto es suficiente para considerarse un tutor responsable?

Para Bianca Salame, CEO de “Amor Animal”, y con 20 años de experiencia en el activismo, un buen tutor entiende que el tener un perro no se trata de una moda o accesorio, ni una decisión pasajera, sino un compromiso de por vida, o de al menos 15 años.

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¿Te preparaste económicamente antes de su llegada?

La responsabilidad empieza desde antes de integrar a un can a tu vida. Salame menciona que es importante prepararse económicamente para cumplir con todas sus necesidades.

Puede preguntarse qué necesita el perro para tenerlo en casa, y según eso ver si cuenta con el dinero suficiente para mantenerlo. “Como cuando vamos a tener un bebé y tomamos atención a lo que debemos comer, la información sobre sus cuidados y demás”.

Darle un ABC repentino a tu peludito (por si las dudas)

Las visitas al veterinario se consideran un punto clave para cuidar el bienestar del cachorro o adulto. Se debe realizar un chequeo general mínimo dos veces al año y darle los recursos básicos que necesita como agua, un lugar para dormir, comida y juguetes, además de mantenerlo limpio “ya que ellos dependen de nosotros para vivir con dignidad, salud y afecto”. afirma la activista.

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Conocer sobre su raza y tamaño

En tanto, Miguel Pardo, médico veterinario y propietario de Animal Friends, señala que “el desconocimiento es el mayor enemigo de un tutor responsable”. Entre la información básica que debes conocer de tu animalito de compañía es conocer su raza y tamaño para estar al tanto de si necesitará un espacio grande o reducido, la cantidad de comida que necesita y con qué frecuencia sacarlo a dar un paseo.

Lo alimentas de la misma forma que lo amas

Un tutor que cuida de su cachorro no duda en brindarle una alimentación de calidad a lo largo de su vida. “A veces de cachorro le compramos una comida buena y luego de adultos le van bajando la calidad, o hasta dejamos de darle pepas para darle otras cosas”, asegura Miguel.

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Se desestresan juntos

Los paseos son muy importantes porque generan un vínculo con el tutor. No se trata de la oportunidad para que el perro haga sus necesidades, realmente implica un momento de desestrés para ambos. Este es el tiempo de socialización con otros perros, la frecuencia de estos paseos depende de la raza, Hay algunas que necesitan un desgaste energético obligatorio, pero lo mínimo son dos veces al día.

Lo regañas cuando hace una travesura (con amor)

“El perro no se entrena, se educa”, según Pardo. No es necesario que sepa dar la pata sino saber comportarse y que disminuya las travesuras. Para lograr aquello recomienda buscar ayuda de expertos, sin embargo no descarta que los llamados de atención para que el perro aprenda funcionan siempre y cuando sea en el momento del mal comportamiento: “Ya que luego no lo va a asociar con la travesura cometida”.

Lo premias con su snack favorito

Denise Caballero, presidenta de la fundación “Yo Amo Animales”, considera que no hay ningún problema en premiar a tu perrito con sus golosinas favoritas, siempre y cuando sean controlados y naturales para mantener un balance. Esta acción ayuda al autoestima del can al brindarle un momento de felicidad.

Duermen juntos en un espacio ameno

Si bien algunos tienen la creencia de que dormir con animales no está bien, Caballero comenta que no tiene nada de malo. Además, señala la especialista, reafirma la confianza y el cariño, al mismo tiempo de crear un espacio seguro de descanso para el perro. Sin embargo esto dependerá de la preferencia de cada tutor. (I)

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