La inclusión no es un concepto, es una acción. Con esa convicción, María José Toledo, periodista y experta en comunicación y diversidad corporativa, comparte su experiencia y la certeza de que todos, sin excepción, tienen el potencial de aportar y transformar.
Ella ha hecho de su vida un testimonio de cambio al crear Somos Capaces, una consultora que nació del corazón y que hoy transforma realidades a través del arte, la capacitación y la inserción laboral de personas con discapacidad. Al mismo tiempo, impulsa a empresas y multinacionales a reconocer y aprovechar el valor del “talento sin etiquetas”.
Toledo reconoce que la familia fue el motor de esta iniciativa. Su hermano, Andrés, quien tiene síndrome de Down, inspiró la creación de la consultora: “Mi hermano es mi persona favorita y veo realmente que él se empodera con cada actividad que realiza. Esto invita al cambio de mirada desde la empatía. Por esa razón Somos Capaces existe”.
En ese contexto, recuerda que todo empezó como un proyecto universitario enfocado en demostrar que “todos somos capaces”. Desde entonces, el camino ha evolucionado hasta convertirse en una consultora que trabaja directamente con empresas, contratando también a personas con discapacidad para cada producción, taller o asesoría.
El trabajo de Somos Capaces se sostiene en tres pilares. El primero consiste en la producción artística inclusiva, con presentaciones en escenarios como el Teatro Sánchez Aguilar y la Casa de la Cultura de Cuenca. Allí los protagonistas son personas con discapacidad —intelectual, visual, física y auditiva— que se forman para incursionar como actores, productores, asistentes o directores. “De esta manera facilitamos y garantizamos que los adultos con discapacidad tengan primero una formación no convencional, porque es un empleo mediante la gestión cultural”, explica.
El segundo eje es la capacitación empresarial. La consultora realiza talleres y asesorías que ayudan a las compañías a identificar cómo adaptar sus puestos de trabajo e integrar a personas con discapacidad en áreas estratégicas. “No se trata solo de cumplir con el 4 % que establece la ley, sino de hacer un análisis real de la cultura y los procesos de la compañía para recomendar qué perfiles pueden insertarse. Las empresas públicas y privadas deben tener 24 colaboradores con discapacidad para cumplir con la normativa”, analiza.
El tercer nivel es un acompañamiento profundo en los procesos de contratación, pueden ser desde tres y seis meses hasta un año. Detalla que realizan diagnósticos, generan ternas de candidatos y apoyan planes piloto. María José cuenta que la empresa Bimbo adaptó un espacio de producción para la inserción de personas con discapacidad auditiva.
En este camino, Somos Capaces también promueve un principio clave: los derechos conllevan deberes. “Así como tienen derechos, también tienen responsabilidades”, sostiene. Para la periodista es fundamental que las personas con discapacidad, una vez insertadas laboralmente, cumplan con los protocolos, cuiden su empleo y representen con integridad a su colectivo.
El mensaje de la experta es claro: la comunicación es la llave que abre la puerta a la inclusión. “Desmitificar, sensibilizar y mostrar el talento de las personas con discapacidades es el primer paso para transformar la mirada de una sociedad”, manifiesta. (I)