En ocho pasajes de la etapa E del sector de Carapungo, en el norte de Quito, el abandono de animales de compañía es evidente en las calles. Alrededor de 150 perros regados en distintas zonas forman manadas y se convierten en mascotas comunitarias que cuidan el barrio de la delincuencia, según los moradores.
Sin embargo, la población que vive en esta parte crítica de la parroquia de Calderón añadió que diariamente encuentran abandonadas a camadas enteras de cachorros, en cajas de cartón o en basureros.
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Este fue el caso de Betty Sarango, directora de la fundación Carapungo en Acción, quien identificó a un grupo de animales dentro de un cooler con un letrero en el que se leía: “Adóptame”, en la tapa del recipiente.
Ella aseguró que los habían botado en una de las esquinas cercanas a su casa y tras varias horas de permanecer bajo el sol y el viento, la alertaron y ella los tomó al darse cuenta de que se trataba de perros recién nacidos.
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Estas situaciones son constantes, según Sarango. Uno o dos diarios se reportan cada día, por lo que en muchas zonas se aplica un método de eutanasia para deshacerse de las manadas, sin embargo, la responsabilidad absoluta está en los criaderos clandestinos de perros que han reconocido en Calderón, Llano Chico y varias parroquias del norte de la capital.
“Debemos atacar los criaderos clandestinos de animales, es uno de los problemas más graves, porque de ahí salen a vender a los mercados, a las plazas y de ahí son abandonados” indicó la directora de la fundación Carapungo en Acción.
Lloa es el ejemplo palpable de estos hechos. Sarango contó que la rescató de un criadero de la parroquia y por ello la bautizó con ese nombre. La perrita no tiene el ojo izquierdo y la hormonaban diariamente para que pueda parir y así fomentar la venta ilegal de animales de compañía.
Son cinco mujeres activistas que se dedican a rescatar, mantener y tratar de entregarles una vida digna a estos perros que han sido víctimas de maltrato por parte de sus tutores, a los que califican de irresponsables.
Por su parte, Karina Pisco, directora de la Unidad de Bienestar Animal (UBA), manifestó que se están creando medidas que sancionen la mala tenencia y una serie de capacitaciones a la población para bajar el índice de especies en desamparo.
“Mientras no cambiemos el chip en base a la relación con nuestros animales, la problemática va a seguir creciendo”, añadió ella.
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Informó que la esterilización es una estrategia amplia que, de una u otra manera, resolverá este dilema, pero no se la podrá realizar sin el apoyo de la comunidad. Asimismo, aseguró que se intervendrá en la etapa E de Carapungo de forma paulatina.
“Tenemos tres puntos de esterilización en el Distrito Metropolitano de Quito, donde se han esterilizado un promedio de 30 animales diarios, y tres unidades móviles que se acercan a las zonas más vulnerables donde se concentran espacios ilegales que comercializan perros”, dijo la funcionaria. (I)