Tras un portón negro, escondido en el norte de Quito, está la casa de Arturo Andrade, un hombre de 59 años a quien la vida le cambió cuando vio en la madera su pasión.
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Sus ideas nacen de diferentes formas. Investigando en internet descubre figuras fabulosas, pero para encontrarlas bajo la madera, él plasma su identidad.
Tras un portón negro, escondido en el norte de Quito, está la casa de Arturo Andrade, un hombre de 59 años a quien la vida le cambió cuando vio en la madera su pasión.
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Además de este hito, dicha carta magna contenía otras disposiciones importantes respecto a la institucionalidad y a los derechos y garantías.
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La primera fase se cumplió en agosto cuando fue el momento para las inscripciones. Ahora viene el turno de capacitar a los seleccionados.