La muerte de doce neonatos en el hospital Universitario de Guayaquil, en julio de 2025, destapó un problema sanitario que ha conmocionado a Ecuador.
Las autoridades atribuyen los fallecimientos a causas multifactoriales, principalmente nacimientos prematuros, pero dos casos se vinculan a la bacteria Klebsiella pneumoniae.
Denuncias señalan la posible reutilización de cánulas nasales como fuente de contagio. La Defensoría del Pueblo exige un informe urgente para esclarecer los hechos. Sin embargo, el sanatorio ha negado la reutilización de insumos médicos.
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Klebsiella pneumoniae, una bacteria gramnegativa que habita en el tracto gastrointestinal, es inofensiva en condiciones normales. No obstante, fuera del intestino puede causar infecciones graves, especialmente en pacientes vulnerables como neonatos o inmunodeprimidos.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), esta “superbacteria” desarrolla resistencia a antibióticos, como los carbapenémicos, complicando su tratamiento. En las unidades de cuidados intensivos (UCI), donde los pacientes tienen defensas bajas, su impacto es devastador.
En 2024, la OMS reportó casos de Klebsiella pneumoniae hipervirulenta en 16 países, incluyendo Argentina y Canadá.
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La doctora Mariela Guerrero, médica general, destaca que es importante la asepsia en las UCI. “Las bacterias están presentes en el ambiente, en dispositivos médicos o incluso en el aire. Un descuido en la esterilización permite su ingreso”, explica.
Guerrero enfatiza que los protocolos de limpieza son rigurosos: cada insumo debe ser único para cada paciente. La reutilización de cánulas o jeringas sería un error grave.
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“Un simple algodón mal manejado puede introducir una bacteria por los poros”, advierte.
El caso de Guayaquil, de comprobarse, se debería a fallos sistémicos en el control de infecciones, señala la especialista.
En informes de 2024, la OMS recomendó fortalecer la vigilancia microbiológica y capacitar al personal médico en la detección de cepas resistentes.
En la región de las Américas, la resistencia a carbapenémicos es un problema documentado, pero la vigilancia de cepas hipervirulentas como Klebsiella pneumoniae ST23 es limitada. Según el ente, los laboratorios locales carecen de herramientas para identificar genes de virulencia, lo que subestima la magnitud del problema. Esto dificulta la respuesta ante brotes en hospitales, según la OMS.
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El Ministerio de Salud de Ecuador desmintió la reutilización de insumos en el hospital Universitario, pero confirmó los doce decesos. “Diez casos se deben a condiciones clínicas críticas, como prematuridad extrema, y dos a Klebsiella pneumoniae productora de carbapenemasas”, informó.
El hospital mantiene operativa su UCI neonatal y asegura que cumple con los protocolos de asepsia. Sin embargo, la Asamblea Nacional y el alcalde de Guayaquil, Aquiles Alvarez, cuestionan la gestión hospitalaria. La Defensoría del Pueblo abrió un expediente para investigar.
Guerrero insiste en que las infecciones en UCI no son exclusivas de estas áreas. “Una bacteria puede ingresar en cualquier procedimiento, desde una inyección hasta una cirugía. La clave está en la esterilización y el manejo adecuado de los insumos”, manifiesta.
Los celulares, mesas y hasta las manos del personal son reservorios potenciales de bacterias. La doctora recalca que el personal médico recibe capacitación constante para mantener la asepsia. “Un descuido, por pequeño que sea, puede costar una vida”, sentencia.
Resistencia de las bacterias
Por su parte, el doctor Jaime Santana destaca la resistencia farmacológica como un desafío creciente.
“Pacientes que se automedican antes de ingresar a UCI desarrollan polimorfismos, variantes genéticas que hacen a las bacterias inmunes a los antibióticos”, declara.
Santana explica que las infecciones menores, como las respiratorias, pueden agravarse hasta convertirse en sepsis. Estas infecciones son frecuentes en UCI debido a la vulnerabilidad de los pacientes.
“La sepsis puede derivar en un shock séptico, que requiere fármacos potentes para estabilizar al paciente”, agrega.
Santana añade que la cultura de la automedicación agrava el problema. “Las personas toman antibióticos sin prescripción, lo que fortalece a las bacterias. Luego, en UCI, enfrentamos microorganismos resistentes que complican el tratamiento”, apunta.
La OMS advierte que Klebsiella pneumoniae hipervirulenta puede infectar tanto a personas sanas como inmunodeprimidas.
Su capacidad para causar infecciones invasivas, como neumonías o bacteriemias, la convierte en una amenaza global. En 2024, la OMS reportó su presencia en las seis regiones del mundo.
Para prevenir infecciones en UCI, los expertos proponen medidas concretas. La doctora Guerrero enfatiza la necesidad de esterilizar todos los equipos y desechar insumos de un solo uso tras cada paciente. “No hay margen de error. Una cánula o una mascarilla reutilizada es un riesgo inaceptable”, subraya.
El médico Santana considera vital las campañas educativas para reducir la automedicación. “La población debe entender que un antibiótico mal usado crea superbacterias”, advierte. Ambos coinciden en la importancia de la higiene personal del personal médico y los visitantes.
La OMS estima que el 20-30 % de las neumonías nosocomiales en América son causadas por esta bacteria. Su resistencia a antibióticos, como la ampicilina, agrava el panorama.
Guerrero explica que los neonatos son especialmente vulnerables debido a su sistema inmunológico inmaduro. “Un recién nacido prematuro no tiene las defensas de un adulto. Una infección puede ser letal en horas”, sostiene.
La bacteria aprovecha cualquier vía de entrada, desde catéteres hasta ventiladores mecánicos. Por eso, los protocolos de asepsia son estrictos en UCI neonatales. “El personal debe lavarse las manos constantemente y usar equipos estériles”, insiste la doctora. (I)