Durante la mañana de este domingo, 15 de junio, más de 50 personas se congregaron en uno de los principales bosques del sector de El Panecillo, en el centro de Quito, con el objetivo de realizar una gran minga y evitar que en la época de seca se proliferen los incendios forestales.
A la altura de la calle General Aymerich, la jornada se enfocó en retirar maleza seca, material inflamable y ramas acumuladas que se encontraban en gran proporción entre árboles caídos y basura que la población deja en el momento de utilizar de forma inadecuada el espacio público.
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Sebastián Medina, jefe zonal de Ambiente municipal, contó que el propósito de estas iniciativas es salvaguardar a la población.
“Quito necesita estar preparado ante los incendios forestales. Esta es una zona sensible y estamos actuando a tiempo”, explicó el funcionario.
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Además, la idea del Municipio de Quito es continuar con este plan en diferentes quebradas de la ciudad para evitar lo sucedido en 2023 y 2024, cuando más de 4.000 hectáreas de bosque y miles de animales locales fueron consumidos por las llamas.
El Instituto Nacional de Meteorología e Hidrología (Inamhi) indicó que si bien es cierto que las olas de calor serán esporádicas en 2025, durante las mañanas hasta las 17:00, las provincias del Ecuador sentirán bastante humedad. Sin embargo, por las noches pueden presentarse precipitaciones.
La entidad gubernamental señaló que las lluvias podrían estar acompañadas de tormentas eléctricas con mayor influencia en la zona costera. No obstante, estas precipitaciones permitirían que las hidroeléctricas del país funcionen con normalidad.
Sismo sacudió nuevamente a Manabí este domingo, 15 de junio
Durante 2024, Quito enfrentó una de las temporadas más críticas de incendios forestales de la última década.
Más de 3.800 hectáreas de vegetación fueron consumidas por el fuego, afectando zonas vulnerables como el Ilaló, El Panecillo, la loma de Puengasí y sectores del parque metropolitano del sur.
Las llamas no solo devastaron las áreas protegidas y los hábitats naturales de la fauna silvestre, sino que también generaron afectaciones en la salud de la población debido al humo, así como pérdidas económicas para comunidades que dependen del entorno natural para actividades turísticas, agrícolas o recreativas. (I)