Con apenas 20 años, la ecuatoriana Ivonne Ayala Coloma, estudiante de Ciencias de la Computación en la Escuela Politécnica Nacional (EPN), ha logrado lo que para muchos parece inalcanzable: convertirse en la tercera mejor programadora de inteligencia artificial a nivel mundial en el prestigioso torneo TCS CodeVita, una competencia que congrega a los talentos más destacados en programación de 98 países.
Este certamen global, que en la actual edición reunió a cerca de medio millón de estudiantes de pregrado y posgrado, puso a prueba las habilidades de los participantes con una serie de retos que debían resolverse bajo presión y contra el reloj.
Ivonne nunca se rindió
Ivonne compitió sin un equipo que la respaldara, enfrentándose sola a los gigantes tecnológicos de naciones como India y China, cuyos representantes resolvían problemas en cuestión de minutos.
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A pesar de la presión que sintió en varios momentos del concurso y ver el avance de sus oponentes en tiempo real, Ayala demostró una resiliencia inquebrantable. Durante seis intensas horas abordó doce desafíos con determinación y una profunda pasión por la programación.
El inicio de esta travesía fue casi casual. Una bonificación académica ofrecida por su profesor de Métodos Numéricos, Jonathan Zea, fue el impulso inicial para adentrarse en la competencia.
Tras resolver su primer problema, su interés creció al punto de llevarla hasta la final de uno de los concursos más exigentes del mundo en su categoría.
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“Debemos aspirar a que la igualdad de género no sea algo que busquemos, sino algo que ya se viva”
🚀 Ivonne Ayala, estudiante de @EPNEcuador , es la 3.ª mejor programadora del mundo en TCS CodeVita. 🌐 Su logro desafía estereotipos y refleja los principios de la @UNESCO: IA ética e inclusiva. 💡 ¡Las mujeres también lideran en tecnología! 👩💻 #Genero https://t.co/bWNQBLShSI pic.twitter.com/cUrKLHHCQ1
— UNESCO en Ecuador #educación #cultura #ciencia #CI (@UNESCOQuito) May 16, 2025
Más allá del reconocimiento, Ivonne valora esta experiencia como una victoria personal y colectiva.
Por un lado, le permitió mostrarse al mundo como joven profesional en ascenso y, a su vez, representó una oportunidad para visibilizar a las mujeres en el ámbito tecnológico, un campo históricamente dominado por hombres. “Qué lindo sería ver un mundo donde grandes cabezas también sean mujeres”, afirmó Ivonne. (I)