El dolor que genera la desaparición de un ser querido cala muy hondo en las familias. No hay consuelo en esos núcleos sociales hasta que haya una respuesta sobre el paradero del hijo, hermana, padre, tío, sobrino, etc. Y en la mayoría de los casos no está en sus planes dejar de buscar y peor aún solicitar una resolución judicial para que se declare la muerte de los suyos.